Hay mucha información en este libro, de fechas, lugares, personas, políticos, gobernantes, lonkos. Se que toda ella se me olvidará más que rápido.
El tema es, dos pueblos, el chileno y el mapuche o araucano, que vienen de estar claramente delimitados, con relaciones diplomáticas entre ellos, operando como dos naciones que se respetan. Esto cuando esta zona del mundo era colonia del reino de España.
De repente, Chile se independiza, previa una guerra civil se podría decir, entre realistas, a favor de España y los patriotas, a favor del nuevo país independiente.
Y qué pasa ? Hay mapuches, que se ponen del lado de los realistas, con los que venían teniendo muy buena relación, y otros con los chilenos, esta nueva nación.
Bueno, los mapuches ya traían conflictos entre ellos, algunos muy serios. De hecho los del lado argentino, fueron mapuches del lado chileno, que se fueron allá y los conquistaron, creando un verdadero imperio, al mando más adelante del famoso lonko Calfucura.
Muchos realistas, después de la derrota, quedaron operando como bandoleros hacia el sur; siendo uno de los más famosos, los hermanos Pincheira. Estos fueron siendo derrotados y arrancando hacia el sur se internaron en la nación mapuche, mezclándose con ellos en sus correrías montoneras o de asalto y pillaje.
Al final los mapuches aparecían en ciertos casos, como resguardando a estos “delincuentes”.
La historia de la humanidad es esto, no ? Nosotros somos un pueblo invasor que venía de Europa y fue conquistando a los que aquí estaban, muchas veces con verdaderas masacres.
Es muy extraña esta relación con los araucanos, de mutuo respeto, cuando éramos colonia española.
Cuando a un lado las armas son rifles, ametralladoras, cañones, pistolas y al otro, lanzas, boleadoras, arcos y flechas, machetes. Es muy difícil que no brote, se podría decir, el instinto conquistador.
Y eso fue lo que pasó.
Todo parte con un frontera en el Bio Bio que se empieza a atravesar, por una parte con personas, que hacían sus arreglines con los locales, instalándose en su tierras, cultivándolas y por otro lado, los grupos de pillaje, entre realistas rezagadas confabulados con mapuches, que penetraban en son de pillaje y asesinato.
En Santiago las lecturas de los medios de prensa y de los políticos, eran variopintas. Desde los que promovían la conquista agresiva, los que promovían la penetración civilizatoria pacífica e incluso los que promovían arrasar exterminando a estos salvajes primitivos.
Los mapuches son aguerridos, no se van a entregar con facilidad y son hartos, especialmente cuando se alían.
Los recursos del Estado además no eran abundantes. Había cautela financiera, especialmente pues en períodos teníamos conflictos en el norte, con la confederación perú-boliviana por ejemplo, donde obligadamente debían migrar buena parte de la tropa.
Manuel Ravest Mora |
Mucho manejo solapado, mentiroso, e incluso fraudulento, en las acciones chilenas de penetración y apropiación del territorio.
Yo me imagino que así son siempre las conquistas.
Lo que sí me ha llamado la atención, especialmente porque leía en paralelo el libro de Guillermo Parvez, Frontera Sur, como se creaban discursos degradatorios de las características y calidad de la cultura del pueblo mapuche. Tenemos que verlos lo peor posible para que la acción depredadora sea con la menor culpa posible.
La nación independiente mapuche, que existía entre el Bio Bio y el Toltén, cerrando en el pueblo de Villarrica a orillas del bellísimo lago del mismo nombre, fue completamente subyugada, conquistada, apropiada, por los chilenos.
Y la tensión que ese acto de guerra generó, se arrastra hasta el día de hoy.
Pienso que no queda otra que reconocerlos como pueblo con su propia cultura, integrada completamente a la nación chilena, con todos los derechos, trato igualitario e inclusivo y algunos privilegios, como puestos exclusivos en el Congreso.