Introducción
Alfacom es una empresa dedicada al arriendo de equipos computacionales y equipos para eventos audiovisuales.
Fue fundada en 1992 por Juan Aviño, quien dos años después invitó a Robby Blueh a integrarse como socio. Se trata de dos ingenieros de la Universidad de Chile, que se conocieron en el contexto y la dinámica de trabajo interno del grupo Humanista Silo, creado por el argentino Mario Luis Rodríguez Cobos.
Los socios, una dupla de irradiación de espíritu
Juan y Robby se han pasado la vida conversando, conversando mucho. Comparten principios y valores.
Se han constituido los dos con los años en un verdadero campo de irradiación de un espíritu centrado en el respeto total a la persona y en un trato basado en la confianza, la colaboración y el bienestar integral, donde la vida personal de sus colaboradores y sus familias está muy presente.
Ambos socios comparten además inquietudes sociales que se han preocupado de atender en los espacios libres que la empresa les permite, con conciencia que querían crear una empresa que les permitieran lograr estabilidad económica y tranquilidad para llevar una vida lo más plena posible.
Han creado una empresa que más que un artefacto mecánico de funcionamiento, es un organismo vivo, donde todos aprenden del funcionamiento amplio de la empresa para prestar un servicio de excelencia, como aprender de sí mismos de cómo ser mejores personas y profesionales.
La dupla Juan y Robby es tan relevante en la irradiación del espíritu de la empresa más allá de su funcionamiento, que han logrado que esta ande sola. Si ambos se fueran o desaparecieran, muchos de los empleados entrevistados declaran no querer seguir trabajando en ella.
Una Empresa con enfoque centrado en la persona humana vista como organismo de alto potencial
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Robby Blueh |
En Alfacom, el factor humano es primordial. Los lazos entre los empleados son cordiales y basados en la confianza. Los socios se preocupan profundamente por el bienestar de su personal, deseando que estén bien tanto en el trabajo como en sus vidas familiares. Todos los empleados son vistos como personas de alto potencial, lo que les permite manejar una empresa de alta complejidad con eficiencia.
La empresa promueve un ambiente de aprendizaje, donde todos se sienten libres para probar cosas nuevas y aprender de sus errores. El trabajo en equipo es esencial, y si alguien falla, los demás están dispuestos a cubrir sus espaldas de manera espontánea.
Una Gran Familia asentada en valores
Alfacom es más que una empresa, es una familia. Los socios, empleados y sus familias están estrechamente unidos, y el cuidado y respeto en el trato por cada individuo son fundamentales. La comunicación es abierta y fluida, sin jerarquías que obstaculicen la expresión de ideas o preocupaciones.
La empresa, consciente del impacto interno del respeto de valores éticos y legales, es prolija por ejemplo en el debido licenciamiento de toda pieza de software que lleven los equipos que arriendan. Operan además sin deuda, lo que les brinda tranquilidad, estabilidad e independencia financiera.
El capital y el trabajo en igualdad de condiciones
Todos los empleados entrevistados son conscientes de que trabajan en una empresa especial, atípica. Aquí el capital no está por sobre el trabajo, sino que conversan en igualdad de condiciones.
El despotismo habitual del capital en las empresas sobre los trabajadores es completamente inexistente aquí. Este solo hecho ya la hace una empresa excepcional.
Así como los socios conversan, capital y trabajo conversan, conversan permanentemente. Cualquier trabajador que pudiera ser afectado por una decisión es incorporado a la conversación donde esta se decide.
Son una empresa extremadamente democrática, donde la resolución de problemas como la contratación de nuevos colaboradores, o su desligación, son ampliamente conversadas.
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Juan Aviñó |
Confianza, trato, colaboración, participaciónLa confianza se cultiva como bien preciado. El servicio impecable a los clientes, que también son vistos como personas, cuyo trato es cuidado, genera tal vinculación y aprecio por Alfacom, que los vendedores no empujan la venta, pues los clientes les llegan empujados por la difusión que estos hacen con sus conocidos.
Las personas dentro de la empresa no tienen roles encapsulados, sino que rotan, colaboran, reemplazan, cubren, e incluso fiscalizan unos con otros el buen operar.
Y así también aprenden. Y mucho conversan.
No tienen una organización estructurada. Es una estructura bastante plana.
Arriba están Juan, Robby y la Marcela, y debajo todos los demás.
Intentaron certificarse en una norma ISO y al final desistieron porque decidieron que no querían regirse por normas estructurales rígidas.
Peculiaridades de Alfacom
Instauraron las 40 hrs de trabajo semanal antes de que fuera ley; conscientes de que querían más tiempo para la vida personal de sus colaboradores.
La indemnización por años de servicio es casi un bien concedido de antemano a cada trabajador. Casi, porque partiendo del 100% de este, se conversa si habrán reducciones justas por fallos graves.
Los trabajos en horas extras se pagan prolijamente, basados en la confianza y el cuidado de los bienes de la empresa, que se sienten comunes.
El rango de sueldos es bastante plano, siendo el mínimo $ 800 mil y el máximo en torno a los $ 3 millones.
La reajustabilidad de los sueldos está establecida en forma automática según un factor de variación del IPC.
Las personas están invitadas a trabajar lo más posible en forma remota desde sus casas. Saben el bienestar que ello produce y el ahorro en tiempo y dinero de los traslados.
Con la pandemia aprendieron que yendo a la oficina de 3 a 4 horas podían sacar la pega del día. No sé, pero al parecer esto fue factor clave para un alza de eficiencia, que lo que antes hacían 70 personas hoy lo hacen las 22 personas que son.
Tienen actividades con fines de sociabilización, como almorzar todos juntos cada dos semanas y antes de la pandemia hacían paseos periódicos, con presencia de las familias, que esperan se retomen.
Respecto del trato a proveedores, basta que llegue una factura, para que la paguen de inmediato. Tratan como les gustaría que los trataran a ellos.
El Futuro
La empresa Alfacom vive muy consciente de lo que el día a día les trae. Y actúan y resuelven en consecuencia. Conversando.
La vida ha ido pasando, han ido envejeciendo, con un Juan de 71 años y Robby de 64. La antigüedad media debe andar por los 20 años y la edad media por los 50 años. El único y excepcional joven en la empresa es el hijo de Robby, Daniel (34).
Una posibilidad es sentarse a conversar un día y decidir irse todos y cerrar. La hicimos, fue bueno, chao.
Otra, también sentados y conversando, es juzgar lo realizado como bueno y decidir darle continuidad. Y buscar la forma de incorporar gente joven o más joven y entrar en el proceso de formación de este contingente. Probablemente Daniel debiera, si quiere, tomar un rol de liderazgo de esta iniciativa.
Esa nueva generación tendrá que decidir juntos con los que están presente el rumbo que quieren seguir para adelante. Mantenerse en las líneas de negocio actuales o innovar.
He visto empresas como esta en que los dueños del capital se lo venden a los trabajadores que quieren comprar y el pago se pacta en cómodas y largas cuotas en el tiempo. Una especie de pensión complementaria para los socios.
Yo pienso qué Alfacom es un proyecto empresarial excepcional que debiera continuar y además propagar o enseñar lo que han aprendido.
Y para terminar, agradezco la confianza y acceso a su interioridad que me han dado con este ejercicio.