Es como si el centro de gravedad del mundo se movió para allá.
(foto de Andrew Tan)
Lo que pasa es que de ver tantas empresas que están en serias dificultades a raiz de la competencia de productos venidos de China no queda otra que ir a ver que está pasando allá. China es otra cosa, dice uno que ya viene de vuelta de China y se encamina nuevamente allá pero está vez invitado a vivir en una familia china; invitado. Claramente ya estableció vínculos y otra cosa es que lleva tres años aprendiendo chino, y es capaz de sostener un diálogo con un chino, cosa que a ellos los deja anonadados y los pone en muy buena disposición para establecer una relación de confianza con ellos, base fundamental para operar en china.
Los chinos son pragmáticos. Las religiones chinas son pragmáticas; son recetas del buen vivir. No tienen el concepto nuestro del bien y del mal. ¿Cómo será eso?
Los empresarios chilenos están haciendo negocios con china de manera que mandan a hacer las cosas allá, a un muy menor precio, reduciendo las necesidad de mano de obra productiva local. Esto debiera significar un impacto en nuestros índices de cesantía no menor, con las consecuencias de crisis social que ello desencadenará.
(foto de Andrew Tan)
No nos queda otra que poner el foco en nuestro capital humano y fortalecer nuestras capacidades y competencias ahí. Mejorar la educación, cambiar nuestra cultura de valoración de la persona, trabajo en equipo, apertura mental, ilustración, valores, etc.
Veo en lo digital y en el desarrollo de nuestras destrezas en ese ámbito un potencial inconmesurable. Valoremos el talento por sobre otros factores habituales; valoremos la audacia, el emprendimiento, el entusiasmo y la buena onda. Pues necesitamos ponernos creativos porque la cosa se ve difícil si no apuramos los bueyes.
si, pero te faltó el templo budista
ResponderBorrarGracias por traernos ejemplos concretos de subirnos al mundo. Aprender la cultura de otro es un compromiso real
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