Tengo la mala costumbre, o buena, de ir a YouTube a ver a los autores ojalá en cuerpo presente virtual, de manera de sentir su dimensión humana.
Fui a ver a Alfonso López Quintás y me formé una impresión de una persona de iglesia, muy bueno, religioso y espiritual. No sé, al parecer me he llenado de prejuicios y anticuerpos, que cada vez que veo a este tipo de personas me predispongo negativamente y siento que intentará someterme a sus verdades no demostradas, más bien por pura fe a ciegas. Mi formación científica materialista de ingeniero, no me permite avanzar ahí.
Alfonso López Quintás te presenta un mapa de lo que llama planos de realidad y conductas, según un criterio de cuán egoísta eres o cuán abocado a cultivar vínculos creativos con los demás.
El nivel uno, es donde te relacionas con las cosas y las personas como si fueran objetos, que están ahí única y exclusivamente para tu beneficio personal.
Pasas al nivel 2, de este mapa de realidades, cuando estos supuestos objetos se transforman (transfiguran creo que dice), en entidades con las que estableces relaciones, encuentros, de respeto, colaboración y cuidado. Los llama primero ámbitos, pues son como campos de juego creativo.
En el nivel 3, ya descubriste los valores de la bondad, la belleza, la justicia y la verdad. Cuando metiste el cuerpo en ellas, ves emerger algo de tu interior que te dice a las claras que estás en terreno firme. Terreno de desarrollo personal y contribución al desarrollo de los otros.
En el nivel 4, es cuando le otorgas presencia a la divinidad, a Dios o a quien sea que pongas en esa categoría, a la realidad que habitas; con emociones como la admiración y el asombro.
Alfonso López Quintás también mapeó el territorio de la degradación con números negativos. Nivel -1, -2, -3 y -4.
Cuando tienes una relación de pareja porque satisface tus apetitos y beneficios personales de imagen pública o lo que sea, y la deterioras con malos tratos, te pasaste al plano de realidad -1.
Si se enferma y le dices que rompes con ella, porque ya no te sirve, pasaste a -2.
Si llegas a matarla, estás de lleno en -3 y si después vas y orinas arriba de su tumba, llegaste al extremo del -4.
Bueno, este mapeo me pareció una idea ingeniosa, útil para ubicarse en el mundo.
Lo que está claro es que todo el asunto del ascenso en el mapa tiene que ver con el encuentro con otros. En el encuentro, en la construcción y participación en comunidades, se dan las mejores cosas de la vida, las que más te aportan a tu crecimiento como persona.
Los valores se transforman en virtudes, que irradian beneficios para todos los que vas tocando a través de los encuentros.
Hay un capítulo en el libro dedicado a desmenuzar las relaciones de pareja, cuando van por buen camino y cuando no.
Lo mismo, hay un capítulo dedicado a las empresas y la labor empresarial. Pone el acento en la importancia de las personas y sus relaciones en la empresa, su desarrollo y encontrarle sentido al trabajo, haciendo a todos conscientes del verdadero valor que se está aportando a la comunidad.
Y cierra el libro, previniéndonos contra los manipuladores, que buscan solo beneficiarse para ellos mismo, dominándote, sometiéndote a su voluntad y beneficio personal.
Un libro, que no solo terminó gustándome mucho, sino que lo encuentro iluminador de criterios de juicios de valor significativos.
Tanto en este comentario, como en el siguiente (de la oruga) aparece un contexto que ocurre, que “está”. Y hay un potencial, una capacidad nuestra, interna, que nos permite conectar con el contexto. También, hay sombras que nos ocultan el contexto, nos desconectan, nos aíslan y curiosamente terminan por iluminarnos para nuevamente “poder” conectar. Que locura tan grande está vida en que estamos o fuimos lanzados, locura maravillosa, misteriosa, al explorarla terminamos en una explosión, de odio o de amor, ciegos o plenos, toda una locura.
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