Te cuento del último taller de Team Building que facilité

Este mes de diciembre, terminamos el tercer día completo del taller de Team Building requerido por su gerente Daniel Alvarado para su área conformada por 12 personas, más algunos invitados de áreas con las que ellos tienen alta interacción.
Facilité la actividad en mi rol de Coach profesional.

El primer día lo dedicamos completo a presentarnos para conocernos y establecer vínculos afectivos profundos entre todas las personas del equipo.
Venían trabajando hace tiempo algunos de ellos y había cosas de unos y otros que no sabían, que profundizaron el aprecio y valoración mutua.
Yo como Coach soy el primero en presentarse, en parte para establecer el tono de la melodía que pretendo se produzca.
Es notable el fenómeno que se produce en términos de la atención y calidad de la escucha, que es muy alta. No estamos hablando ni de cosas ni de procesos, sino de las personas qué somos. Los laptops se cierran, los celulares se silencian.
Y el que habla entra en un estado alterado en que pierde la noción del tiempo; nunca había recibido una intensidad de escucha como esta.
Esta actividad suele ser la más potente para los presentes, según reportes qué he recibido siempre después.

El segundo día completo nos dedicamos a conversar, a aprender distinciones del buen conversar, como el observador y escuchador particular que es cada uno, a expresar nuestros particulares puntos de vista, aprendiendo cómo la diversidad enriquece la mirada de cada uno y del equipo. El coach se preocupa que nadie quede fuera y todos descubrieran que cualquiera fuera su aporte, era un aporte valorado y enriquecedor, por más dispar que fuera.
Lo central de todo lo qué vendrá será el conversar, pues en esas interacciones se irán desplegando, irán apareciendo, se irán conociendo más y más.
Toda enseñanza del Coach, toda charla de invitado, serán interpretadas como provocaciones para atender a lo qué le está pasando a cada uno con esta y ello sea el material, el estímulo, del conversar grupal.

Ese segundo día aprendimos también la potencia de pedir y ofrecer bien, la importancia de las promesas que adquirimos al comprometernos y como la forma en que ejecutamos dichas acciones, será factor determinante de la identidad pública que vamos construyendo en nuestra vida laboral y profesional.
Se va instalando la idea de qué no somos algo intrínseco, algo estático, sino algo qué puede evolucionar y de hecho evoluciona por ejemplo en el tipo de observador qué somos cuando vamos escuchando lo que otros ven ante la misma escena. Ello afecta lo qué yo veo, lo cambia.
Somos más bien el resultado de cómo interactuamos con otros y con las cosas.

El tercer y último día, seguimos conversando, repasando impresiones y aprendizajes del día anterior y entramos a mirar juicios y afirmaciones, cómo estas crean realidad, de su potencia y del cuidado que debemos tener al emitirlos, cuidando de sus fundamentos, en el caso de los juicios.

Trajimos tres invitados que nos presentaron sus miradas profesionales, uno del alto rendimiento en equipos deportivos y dos de incidentes importantes en la actividad minera, temas netos de la actividad este equipo tiene responsables en esta minera transnacional. Ello provocó preguntas y comentarios en el grupo que enriquecieron y le dieron contexto a la actividad y a la conversación, asunto central.

Terminamos el día con juicios que el equipo le regaló a cada participante, lo que fue una poderosa experiencia de constatación de cuánto y cuán bien somos vistos, lo bien valorados que estamos siendo, lo que profundizó aún más los vínculos del equipo.

Fue una actividad de team building de alto impacto, que muchos dijeron que nunca se había hecho en esta empresa y apreciaban y agradecían enormemente.
Aprendí además de la importancia del rol del líder en el equipo y de la oportunidad de estos talleres para desarrollar su capacidad de liderazgo.