Hemos vuelto de vacaciones; mis hijos y los hijos de mis hermanos estuvieron dos semanas en la casa de veraneo de la familia en Pucón y discutían si mientras estuvieron ahí les entraron a robar seis o siete veces. La policía no da abasto; la prensa informa de gran número de menores de edad que entran y salen de la comisaría sin mas trámite que la burocracia implícita en los ilícitos y de vuelta a sus vidas increíbles.
En la televisión muestran como opera una banda de adolescentes que roban a desprevenidos turistas y mujeres en el centro de Santiago a vista y presencia de una multitud que deja hacer impávida, son atrapados y por ser menores de edad vuelven impunes a las mismas calles. Solo los vendedores ambulantes agarran a uno que roba en "su territorio" y castigan a un joven con feroz paliza a vista y presencia de la misma multitud adormecida y empiezo a pensar, aterrorizada.
El más alto cargo del servicio público del registro de bienes raíces, se querella contra una mujer y su abogado por extorsión por altas sumas. Se habla de sexo e inducción a la prostitución y drogas. Todos salen en cámaras ante un público como yo que mira absorto como la inmundicia campea por nuestro país.
Y pienso, a qué dioses adoramos?
No quiero decir que el dinero es el demonio pues estoy convencido que su matemática es buena y aporta luz a nuestros quehaceres, pero cuando prima lo que hoy prima, hemos descuidado espacios importantes de nuestra familia país y de nuestro ser, que terminamos gobernados por valores que nos tienen al borde sino totalmente en ascuas.
Es un hecho que sospechamos como familia, que nuestra casa de veraneo en Pucón es habitada habitualmente por jóvenes ladrones que pernoctan intermitente en ella pues parece que ocupan nuestras camas y se duchan en nuestro baño y desayunan bajo nuestro castaño que ya no es.
Aquí comparto mis impresiones y reflexiones sobre temas relacionados con el coaching profesional, que es mi actividad principal, libros que leo y otras menudencias, como una forma de compartir y propagar la conversación que estos temas generan
Valores, principios, religión y civilidad se han ido perdiendo a una velocidad abismante. A nadie le soprenden las muertes, asaltos, secuestros o robos. Es cosa de leer las cartas al director de cualquier diario y podemos ver como todo es "justificable".
ResponderBorrarHemos visto hasta jueces justificando la comisión de delitos y autoridades haciendo llamados a no ser duros en las sanciones.
Vamos de mal en peor, pero creo que hay una oportunidad. Hablemos del tema, contemos como era antes (así como lo cuentas en tu post) y ya sea por cansancio o por nueva moda a lo mejor podremos reponer nuestra civilidad y buenas costumbres. Excelente post! Saludos
Claro, tremendo en realidad, especialmente porque somos nosotros mismos los que hemos fermentado la "chichita con que nos estamos curando". Estas cosas no pasan por generación espontánea.
ResponderBorrarTremendo problema y tremendo tema, porque se trata de un asunto sistémico, en que juegan un rol importante desde una legislación como las pelotas, hasta ....casi todo.
Que tremendo lo que cuentas. Sobre todo porque pienso que no tenemos las herramientas para hacer un cambio. La indeferencia que mostramos frente a estas cosas, me da la impresion de que muestra nuestro intento por defender el sistema. Aunque internamente algo nos dice que no vamos bien...
ResponderBorrarMas leyes, mas carabineros, mas penas duras?.
Mas de lo mismo. Yo quiero un cambio, entonces tengo que buscar otro camino. Ayudarnos como sociedad. Pensando en que si mi vecino anda mal, yo voy a caer en lo mismo.
Mi apoyo a la distancia.
Alec