Aniversario de la Fundación La Semilla en Hijuelas

Fuimos con mi hija Andrea al aniversaria número 13 de la Fundación La Semilla, fiesta que se celebraba en su casa matriz en Hijuelas, ayer sábado 28.

Hasta ahí convergen multitudes, entre trabajadores y colaboradores de las tareas que la Fundación desarrolla, como beneficiados de sus hogares de abuelitos, minusválidos, niños hijos de personas de bajos recursos, drogadictos en proceso de rehabilitación, orfebres y artesanos capacitados en los varios Centros de la Fundación, aparte de amigos, colaboradores de recursos, particulares y empresas; ah, y autoridades: alcalde, gobernadora, consejales y la senadora Lily Pérez. Una muestra del país que somos.

El espíritu que ahí se respira es sorprendente. Una alegría, una calidez humana, afectividad pura y simple a raudales, materializada en personas que son dignas de homenajes, como de hecho se hizo ampliamente en la ceremonia después de una sentida misa, en donde las personas nombradas salían adelante, se decía algo de ellas, su nombre y se les entregaba cualquier gesto que materializara el recuerdo de la gratitud que esa comunidad le daba a esas personas por dar de si todo lo que daban por los demás en los Centros de la Fundación.

A varios se les ofreció el micrófono para decir algo, y emocionados solo daban las gracias por la oportunidad de servir, como diciendo que ellos eran los más favorecidos en la tarea realizada.

Hay algo que tenemos que aprender como civilización, que se encuentra a raudales en estos lugares, en esta Fundación al menos, que es la magia del dar, lo que llena de sentido, de vida, a la personas que en eso están.
Me hace pensar que si las empresas vieran ese secreto bien guardado, y movieran sus empresas hacia ser verdaderos dadores de bien para las comunidades que abastecen, podrían hacerlo tanto mejor, simplemente por que cuando las personas trabajan en esas emociones, los humanos somos simplemente maravillosos.

Gente maravillosa, eso es con lo que estuve, ese día de ayer sábado de un sol y un aire fantástico. Claro, si el solo hecho de salir de Santiago, los santiaguinos, en estas épocas del año, vemos el aire como algo que normalmente pasa desapercibido.

Nombrarlas en pecar por dejar de nombrar a otros, aparte de mi mala memoria instalada. La Ali, dueña de casa y cocinera del lugar, con su hijo que será médico y que ya tiene pega asignada conmigo en los años por venir; la Doris, tan joven y al mismo tiempo grandiosa, la Sra Carmen García, la semilla primera e inspiradora de todo esto, Héctor Nordetti, el maestro de ceremonias del evento y en realidad de todo en la Fundación, el padre Teodoro, sencillo, que confiesa como ese lugar le hincha el corazón y le hace sentirse joven, el sacerdote que lo acompañó, Antonio creo, la alegría y cercanía de Lily Pérez, que siendo senadora de la república trafica por esos espacios sociales como una niña alegre y juguetona; como no nombrar a esa hermosa joven que me sacó a bailar cueca, baile que no se bailar, y por lo que reprocho al colegio en que estudié el no habérmelo enseñado, que me acompañó con su estupenda gracia, tan bella y coloridamente vestida ella, dándome disimuladas indicaciones con una sonrisa en la cara, de que debía hacer a continuación, sin que pareciera preocuparle mucho aparte de divertirse con este energúmeno de la cueca que tenía al frente.



Nunca olvidaré ese coro multifacético, de mujeres, varias de ellas de muletas, varones, de variada estampa, una joven down increíble, no se, un maremagnum de entusiasmo y ganas que remecía los corazones, al punto que la gran jefa, la señora Carmen, se paró y mezcló con ellas para cantar la última canción.

Bueno, una fiesta de humanidad, una fiesta a la solidaridad y una fiesta al amor, como hacia tiempo no había asistido. Agradezco el regalo de haber sido invitado y creo que nunca los olvidaré. Para que decir mi hija, que quedó encantada y radiante.

Si quieres seguirle el paso a esta Fundación, puedes seguir su blog en fundacionlasemilla.blogspot.com