Nunca había leído un libro, una novela, como esta. El autor, Mircea Cartarescu, aparece por todas partes en la historia que va contando. Está claro que vive en Bucarest, la capital de una Rumania, sometida al yugo soviético, comunista. Teclea en una máquina de escribir marca Erika, en la cocina de su casa pobre, sentado en la mesa de la cocina, cubierta con un mantel de hule.
El fuerte contraste entre la opaca, escueta, simple realidad, y las creaciones que salen de su bullente imaginación, creando esta historia de estos héroes navegantes, por las aguas del Mediterráneo, camino al mar de Mármara, mar Negro y las costas de Rumania, para liberar su país del yugo turco opresor.El personaje central de la obra, Manoil, un joven poeta, un líder que al final no aceptará el trono que le ofrecen, pues fue el que los sedujo tras esta misión por la libertad. Se van sumando personajes notables, hombres y mujeres, buenos y piratas, soldados, artistas y un giro sin tornillos, capaz de crear un globo aerostático en cuyo canasto realizan la última parte del viaje.
Al saber el tirano que lo invaden por aire, exige a sus súbditos producir un globo equivalente, que no se les ocurre nada mejor que agarrar un bergantín y amarrarle una centena de gansos voladores, que efectivamente logran elevar a una tropilla de soldados a los aires, para enfrentar en peculiar batalla aérea el final del tirano.
Entran al castillo de la capital, donde todos los nobles y tirano, festinan, bailan, comen exquisiteces, cantan, pero a la vista de los conquistadores, son solo humos a través del cual se ve lo que está detrás. El mensaje es claro, todo es ilusión, todo es fantasía creada por algún escritor, como Mircea Cartarescu, que no se resta de ir entre los conquistadores, en estas últimas escaramuzas.
Hay cada pasaje, más fantasioso qué el otro. Cuevas con estatuas que les hablan. Brujas que explotan y se transforman en galaxias esparcidas por el espacio.
No, este tipo de Mircea, es de una creatividad asombrosa, maravillosa. Y uno siempre lo tiene claro, que sigue escribiendo todo esto desde su cocina en Bucarest, tomando un sucedáneo del nescafé, que lo tienen solo para invitados muy especiales.
Y falta alguien muy importante en esta cita. Tocan nuevamente el timbre. Quién será. Eres tú, el lector o lectora, que también llega a esta cita y es invitado a incorporarse. Solo así estaremos todos, el círculo se completará. Un lector, que también muchas veces en la historia será referido y llamado a ser la parte que es como lector, tan importante.
Un libro, de una fantasía y creatividad, nunca vista. Fascinante.
Que buen resumen del libro. También lo encontré fascinante. Entre epopeya y realismo mágico con la angustia de los últimos días del bloque.
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