Tres personajes son los que escriben este libro, tres personajes conversan mientras uno de ellos escribe, tipea en el teclado, otro es el protagonista del libro y otro, piensa desde un poco más lejos. Los tres son Darío Sztajnszrajber.
Darío Sztajnszrajber (apellido impronunciable: “stanraiber”, así se pronuncia ) es un filósofo argentino, que va al Metro de Buenos Aires y baja por una escalera automática una y otra vez, partiendo siempre desde una misma posición de la escalera, que ha marcado con un papelito, mientras reflexiona sobre una frase de Heráclito de que nunca te bañas en el mismo río (será cierto para una escalera?).
Presencia la muerte de un joven, en un lío a raíz de que hay un paro en el Metro y se empiezan a devolver las entradas, pero en la forma de tickets o pasajes del Metro. Este joven exige dinero en efectivo para tomarse una micro para seguir su camino a un ensayo con su guitarra. Pataleta, quebrazón de vidrios, llega la policía y empieza a correr la sangre de este joven tirado en el suelo.Ahí parte todo.
Es un relato de acontecimientos, que van siguiendo un cauce intenso, variado, insospechado, sin parar. Y mientras esto va transcurriendo, el protagonista filósofa, desmenuza conceptos, ideas, planteos filosóficos, de filósofos que parte en Heráclito, sigue en la Biblia, Sócrates, Aristóteles, San Agustín Hobbes, Descartes, Marx, Nietzsche, Derridá y termina con Foucault.
Todo cambia. Lo verdadero está en las ideas, en las matemáticas. Quién es Dios; soy el que soy.
El hombre es un animal peligroso. Si lo dejamos suelto te destrozará. Necesitamos crear una bestia, otro animal, que lo controle y que él se deje controlar. Nace el Estado.
Dudo de todo. Solo sé que pienso, luego existo. Arranca la ciencia, la modernidad.
La era industrial. Alguien empieza a ver a explotados y a explotadores. Se arma la gresca. Lucha de clases. Guerras mundiales.
Dios era una creación de los hombres con fines de control. Nosotros pasamos a ser el centro del universo. Todo gira en torno a la persona humana. Que exige libertad.
De repente los filósofos se fijan en el lenguaje, que lo cubre todo. Todo es lenguaje.
Todo se puede deconstruir. Todo se puede cuestionar, desafiar, escudriñar su origen.
Remedio y veneno tienen el mismo origen en el lenguaje ancestral.
¿Qué es la amistad? Hay amigos verdaderos o siempre estos te traicionarán ?
¿Qué es el amor? Los antiguos lo dividían en tres, eros, philia y ágape. Se parte con eros, se sigue con philia y se termina con agape.
Sumergirse en este libro es hacer una inmersión profunda en cuanto tema pasa por la cabeza de este protagonista chicharriento hasta decir basta. Yo me volvería loco si fuera él. Impresionante. Le haría unas clases de meditación.
¡Calma la cabeza viejo!
Pero al mismo tiempo es fascinante. Hace bien de repente desmenuzar tanto concepto, tanta idea. Y hacerlo en un trámite histórico, como recorriendo el paso de la historia en cómo evoluciona la filosofía.
Termina con el tema del poder. ¿Qué es el poder? Una cosa o solamente algo que se ejerce?
Todas las normas que nos rigen son los hilos del poder actuando sobre nosotros.
No hay alguien detrás de ese poder, claramente identificable. Es un poder instalado desde las instituciones qué nos gobiernan, que nos han formado. Y hemos pasado a ser verdaderos soldados de este imperio regulador que nos demarca la cancha.
Liberarnos, te lo encargo. Parece que en eso estamos. Claro, sin darnos cuenta. Nuestros hijos y nietos, los que los tenemos, son los que están transgrediendo todas las normas. Nosotros, los sufrimos, lo contemplamos, lo vemos como pasa.
Pero si se han tomado el poder. Y pareciera que solo aprenden.
Seguiré leyendo a este autor.
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