martes, agosto 30, 2011

Jodorowsky en el Caupolicán

Teatro lleno, rebalsado (7.000 personas?). Estoy sentado en las escaleras, lo mismo que mucha gente, sino todas las escaleras repletas de gente sentada. Miro a mi alrededor, pues he llegado tarde y el espectáculo ha comenzado y veo caras de gente joven mayoritariamente, que mira hacia el escenario, por donde deambula este hombre solitario, de edad (82), micrófono en mano, hablando. Digo, miro las caras de la gente alrededor mio, hacia atrás, hacia arriba, y la gente está distendida, leves sonrisas por aquí y por allá, gente calmada, una sensación de disfrute en el ambiente. Y eso de entrada.

foto de mauroasis25
Jodorowsky nos invita a cerrar los ojos y a conectarnos con ese ser que somos y nos va invitando a soltar el nombre que tenemos, el sexo, la pareja, familia, trabajo, bienes, deudas, mente, todo. Todos siguen la invitación, me da la impresión. El silencio en la sala es casi total. Nos regala a través  de este ejercicio un asomo a la experiencia de niveles de conciencia, que andan por ahí disponibles para su exploración.

En este asomarnos a ese estado de desprendimiento, nos lleva a la experiencia multitudinaria de reírnos de todas aquellas cosas que se supone en el ejercicio hemos soltado, y que nos hacen sufrir, como las deudas excesivas, los líos de pareja, los abortos vividos, los fracasos matrimoniales, los hijos desastre que hemos tenido, las viejas de mierda con que hemos terminado casados o casadas; que manera de reírnos, todos, de buena gana. Que notable ejercicio de liberación, además realizado en colectivo.

En un momento invita a su mujer a salir adelante, la que le declara su amor absoluto, siendo ella a simple vista mucho más joven que él, encontrándolo a él increíble, y cuando ella se va, dice sin ironía, el amor es ciego.

Su hijo también tendrá una presencia destacada, pues en dos oportunidades lo invitará a subir al estrado y con su guitarra cantará significativas canciones, que el público y yo, disfrutamos.

Alejandro Jodorowsky
Invitó a las parejas presentes a ponerse de pie y seguir un verdadero ritual de casamiento, desde conceptos como la de ocupar un territorio común, acoplar las piernas o más bien entrelazarlas hasta la pelvis, experimentando la flexibilidad que juntos podían sostener y desde ahí experimentar la fortaleza que juntos tenían frente a la adversidad propia de la vida. Un bello y significativo ejercicio.

Y para terminar, invitó a pares, no necesariamente parejas, a vivir una experiencia de encuentro sexual, desde una perspectiva de encuentro físico, energético, amoroso, trascendente. Una experiencia notable, por su ausencia de foco en aspectos libidinosos, sin que necesariamente estos pudieran estar ausentes, como él mismo señaló. Una experiencia significativa de apertura a mirar y explorar la sexualidad desde otras perspectivas.

Hubo un momento en que la reunión pudo haberse ido hacia aspectos de la contingencia estudiantil y a pesar de estar el teatro lleno de jóvenes, él supo llevar el evento hacia donde él quería.

Me fui cuando invitó primero a mujeres a subir al escenario y luego a hombres a atravesar esas filas femeninas, en ordenada fila india y dejarse tocar y acariciar por esas supuestas madres.
Después cambió y los hombres se tomaron el escenario con más expresiones de júbilo. Igual todo transitó en orden bajo al mirada absorta de esa multitud que se encaramaba hasta los más altos de ese increíble teatro Caupolicán, incrustado en los centros más densos de la ciudad.

Un placer, un espectáculo, una experiencia. No olvidaré cuando todo el teatro se tomó de las manos, previo un cruce de ellas en el pecho, y se meció de lado a lado en extensas filas, todo a lo ancho y alto del lugar. Una bella experiencia en todo sentido.

Gracias Alejandro Jodorowsky.

1 comentario:

  1. Leyéndote me dejé llevar....
    tengo en mi blogroll a Jodorowsky y disfruto de sus lecturas, de sus comentarios y por supuesto de las consultas.. gran aprendizaje!

    Estar con él es toda una gran experiencia... hasta sentí, leyéndote, el calor reinante....ufff!

    un abrazo,

    Ali

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