628 páginas de lectura no fácil para mi. Fascinante al mismo tiempo en todo lo que logré captar. Mónica Cavallé queda en mi retina como una connotada filósofa de lengua española, que bien vale la pena anotar a los que les interesen estos temas.
Su investigación es un diálogo entre occidente y oriente, en temas filosófico espirituales, de la mano de dos próceres como son Martín Heidegger y Nisargadatta Maharaj, un iluminado comerciante de Bombay, India.
Heidegger instala que occidente, desde Platón en adelante, pues los presocráticos sí lo incluían, han olvidado al Ser. De amor por la sabiduría, pasamos a buscadores de la sabiduría, y transformamos un pensar transformador, en un pensar racional adyacente, que nos llevó al materialismo científico tecnológico, qué hoy nos gobierna.Los orientales han tenido al Ser siempre en el centro de la mira. Aparte de que su indagación es netamente experiencial y lo sabido por uno es lo que se evidencia en la propia experiencia, exclusivamente. Es el caso de Nisargadatta, que cuando su gurú le dice “no eres quien crees ser” se pone a investigar hasta que .. se ilumina.
El buscador siempre se está buscando a sí mismo. Leyendo este libro esto se me hizo patente. Cuando lees a Albert Camus, le digo a un amigo, al que buscas es a ti mismo y cuando yo escucho la tragedia Antígona de Sófocles, relatada por Eva Tobalina, a quien investigo es al observador que yo soy de este antiquísimo relato tan vigente.
Recuerdo a un amigo/cliente que tenía un negocio en el Persa Bio Bio, cuando le pregunté para qué todo eso, aparte del sustento económico necesario. Para la transformación de ti mismo, recuerdo haberle dicho.
La filosofía que nos gobierna ha instalado una cosmovisión dualista, que divide la realidad entre sujetos y objetos. Yo soy un sujeto objetivado, pues me puedo describir en un relato, en un currículum, etc. Yo soy una cosa, otra cosa, de la realidad diversa.
Ahora, esta persona que soy, tiene conciencia. Se da cuenta que está ahí, conoce a través de sus sentidos y actúa o se despliega a través de sus pensamientos, sentimientos e imágenes.
Soy algo hoy y quiero ser algo distinto mañana. Me muevo en el tiempo; avanzo y a veces retrocedo.
Escuchando a Heidegger pero más que nada a los Vedas del Vedanta Advaita, del que Nisargadatta es un actual buen representante, descubro que el Ser no es esa persona, el yo del que hablaba recién. El Ser, está más atrás de ese yo y efectivamente es el Ser el que aporta la conciencia que experimentamos.
Este ser habita en otro plano de realidad. Un plano no dual.
El Ser es el testigo. El Ser está hecho de conciencia. El Ser no es objetivable; no es transformable en objeto y luego descrito. El Ser es Nada. Nada consciente, fuente y fondo, inmodificable. Es pleno, por naturaleza.
En el eje vertical no existe el tiempo. Solo existe el perpetuo momento presente. En el eje vertical siempre estamos aquí; cuando vamos para allá, seguimos aquí, en ese otro lugar. Habitamos un aquí y un ahora perpetuo.
Pero en el eje horizontal, está el tiempo lineal. El pasado, el punto del presente y sigue el futuro. En este eje evolucionamos, nos transformamos, crecemos, nacemos y morimos.
La mente, que opera en el eje horizontal, trata de controlarlo todo, sin éxito. En este eje opera esa persona a la que llamamos ego, que te lo encargo; que es necesario y fundamental para operar en este mundo dual.
En el eje vertical, cuando logramos pasar de la persona al Ser, vemos que todo lo que buscábamos ansiosamente al otro lado, ya está todo y en plenitud. Siempre lo ha estado. En la forma de nada.
Bueno, por aquí ya empezamos a dar bote. Pero me deja la idea de que si accedemos al Ser, primero ello nos transformará y segundo nos vendrá una serenidad que te la quisieras y veríamos todo de otra forma.
Será esta la forma que anhelamos para salirnos de este materialismo que nos tiene en las cuerdas ?
No lo sé. Es materia para seguir investigando.
Por de pronto, este libro de Mónica Cavallé, es un gran aporte en esta senda y por supuesto tenemos que incorporar al Ser en nuestra cosmovisión.
Pero alguien, que parece ser tendría que ser un oriental, qué nos señale el camino.
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