Iba en la segunda pasada del libro y le decía a la Andrea, mi mujer, una y otra vez, leo y no entiendo nada.
Y por qué sigues leyendo ? No lo sé, tengo la esperanza que en algún momento empiece a entender y surja la maravilla. Es lo que me ha pasado siempre con Byung-Chul Han.
La muerte es como cuando vamos al baño, emerge algo asqueroso, fétido, tiramos la cadena y aquí no ha pasado nada. Agua prístina, bordes blancos e impecables.
Hacemos algo parecido con la muerte; como que nos la pasamos negando. Nos perturba demasiado.
Bueno, vivir así, es la vida nuestra de estos tiempos. Vivimos negando la muerte.
Vivir así, de espaldas a la muerte, nos hace vivir un poco como zombies, anestesiados, medio muertos.
Cuando miramos la muerte de frente, la vida resplandece, brilla, se ilumina.
Y la muerte tiene muchas caras, nos dice Byung-Chul Han.
Nacemos y alguien nos pone un nombre. Ese nombre es previo al yo que brota en nuestra temprana niñez. Ese nombre de pila tiene una cara, tiene rostro y va construyendo una historia.
Pero detrás de ese nombre de pila, detrás de ese rostro y detrás de esa historia, no hay nadie.
Cuando nos morimos emerge el nadie fundamental.
Imagínate muerto, tirado ahí en esa mesa, lívido, inexpresivo. Puede que algo exprese ese rostro fallecido, quieto, vacío.
Es el fin, por eso se habla de que estás finado.
Se acabó. Se acabó la vida. No hay más.
Lo que hiciste, es lo que hiciste. No va más. El ser en que te convertiste, ya fue.
Queda adherido a tu nombre, que ese seguirá; por un tiempo, lo más probable.
No querremos perder el tiempo, perder la vida en tonterías.
Vivir, conscientes de que tenemos la muerte por delante, nos hará vivir más conscientes de que estamos vivos. Nos conectará más con el momento presente, que es donde la vida de verdad ocurre.
Lo que fue, ya fue, suéltalo, especialmente si te perturba. Y el futuro, que tanto te preocupa quizás, puede que nunca llegue para ti.
Alguien cercano se muere. Vas al velatorio. Llegas caminando hasta que te paras frente al muerto. En ese momento el tiempo, tu tiempo, se detiene.
El lo que le pasó al muerto. Su tiempo se detuvo.
Pero hay algo que nunca para; es la actividad del mundo. Te has fijado que cuando alguien muy cercano se muere, te sorprende que todo siga funcionando igual. Algo profundo esperaba que así como el tiempo se detuvo para el muerto, y también para ti, el mundo también se detuviera al menos una horita, al menos. Pero nada, el tiempo de la actividad del mundo sigue cascando como si nada hubiera pasado. Nada importante.
Este libro es un libro muy denso, muy profundo. Te recomiendo no intentar entenderlo todo, sino más bien observa qué ideas, qué reflexiones, qué fantasías, emergen mientras lees este libro. Y date por satisfecho. Es lo que yo hice.
Tenemos el resultado de los exámenes. Lo que tienes es cáncer. Pam, de un pencazo surge tu muerte en el horizonte. Quizás no te des cuenta de inmediato el impacto que esa noticia produjo en ti. Pienso que es brutal.
Ahora empezarás a vivir consciente de tu muerte. Es posible que empiece una lucha, una pelea contra la enfermedad.
Enfermedad ? Quizás tú mismo empezaste a cocinar tu propia retirada del planeta.
Ya antes me ha tocado personas decirme, me quiero morir. Y yo, como saltando a decirle, no digas eso, que empezarás a fabricarla, tu muerte.
Desconozco lo que es estar con la muerte ad portas, cercana. Cómo será vivir así. Recuerdo a un amigo antes de morir, que quise saber cómo estaba y me dijo, no, dime tú cómo estás. Nunca en su vida había mostrado tanto interés por mi.
Se había puesto muy afectuoso. Parece que así es casi siempre. Son los afectos lo que más nos importa.
¿Por qué no lo hacemos de antes ?
Bueno, un libro duro, difícil, pues te hace mirar la muerte de frente, de cerca, de demasiado cerca a veces. Y no es tan bonita.
Salvo que aprendas a convertirte en nadie, para que cuando llegue la muerte no encuentre sino que a nadie. Esto de matar el ego, puede tener que ver con eso.
Gracias Gabriel, me animas a leerlo. Además muy bien escrito.
ResponderBorrarMe puse a pensar en ¿Quien realmente muere cuando yo muero? Porque dentro de mi siguen viviendo por bastante mas tiempo bacterias y virus contenidos en mi, y además después queda mi esqueleto que no muere, el sigue en este mundo. Entonces: ¿Qué murió? Da para pensar ¡No lo creen!
ResponderBorrarClaro, tus convivientes o parásitos seguirán viviendo probablemente por un rato; tu materialidad sigue existiendo, materialidad que no necesariamente está viva. Es tu ser consciente, tu yo, el que fina; por eso pasas a ser finado.
BorrarHola Gabriel, he leído a este autor con La Expulsión de lo Distinto, una observación de la realidad que vivimos impresionante. El tema de la muerte está resuelto hace ya mucho tiempo para mi, la Antroposofía me ha dado la certeza de que la vida es eterna, la muerte es el nacimiento hacia la vida espiritual, así como la muerte en el mundo espiritual es el nacimiento a la vida física en la Tierra, son solo "pasos de umbrales" de un lado hacia el otro. Cuando uno llega a esta certeza, no como dogma racional sino como comprobación interna, uno puede mirar la muerte con toda tranquilidad porque ya se sabe lo que viene y es más aún, tenemos la posibilidad de "prepararnos" para que al llegar al otro lado no sea tan difícil darse cuenta donde uno está. Yo se que has leído Antroposofía, pero una cosa es leerla intelectualmente y otra muy diferente es seguir ese camino como desarrollo interior.
ResponderBorrarNo tengo cuenta en google ni facebook, con lo que limitas poder hacer un comentario sin estar sometido a las grandes corporaciones como esas, sería bueno que facilitaras poder identificarse de otra manera que no sea sometiéndose a esos monstruos a los que alimentamos con nuestra información.
En todo caso mi nombre es Pablo Vidales
Saludos
Pablo Vidales F.
Tremendo libro Gabriel. Gracias por recordarmelo para volver a leerlo.
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