miércoles, octubre 09, 2024

Libro Osho en el camino de Esalen a Poona de Vikrant Sentis

Este libro de Vikrant Sentis que parece ser la historia del hindú Osho, es más bien una historia de la psicología y la psicoterapia occidental.
Es impresionante la cantidad de personas nombradas, que tuvieron alguna incidencia en este proceso. Parece una guía turística de personajes que fueron parte de este proceso evolucionario.

Todo comienza en Esalen, EEUU, en la costa oeste, California, donde un grupo de profesionales de la más diversa especialidad, se congregan ahí a explorar nuevas tecnologías relacionadas con el desarrollo del potencial humano. Los fundadores del instituto Esalen fueron los filósofos Michael Murphy y Richard Price, interesados en los primeros pasos de la psicología humanista.
En esos primeros tiempos aparecen personajes como Alan Watts, Aldous Huxley, Gregory Bateson, Carl Rogers y Fritz Perls, creador de la terapia gestáltica.

Esto ocurría por los años 60 del siglo pasado, época en que el mainstream estaba tomado por el psicoanálisis de Freud (1896 - 1900) y el Conductismo, inventado por John Watson, allá por 1910.
Me llama la atención la libertad que se instala en Esalen, donde cualquiera que quisiera explorar y probar métodos psicológicos alternativos, estaba cordialmente invitado a hacerlo en ese espacio.

Fue una fiesta de la creatividad, donde la Gestalt mira la neurosis como algo  que está instalado en el cuerpo, en algún músculo u órgano, al cual se puede acceder por métodos catárticos en el presente y sin mayor analítica teórica. Toda una revolución. Y al hacerlo se avanza en su sanación.
Las emociones reprimidas han de ser liberadas, expresadas y el cuerpo abordado con múltiples técnicas de masaje.
Central empieza a ser el acceso a estados alterados de conciencia, incluso utilizando drogas. Relevantes serán ahí chilenos como Claudio Naranjo, que será continuador de Perls en la Gestalt, cuando este se va. Y Oscar Ichazo, influenciado por Gurdjieff, del oriente.

Es tal el éxito de este movimiento de desarrollo del potencial humano, la psicología humanista y transpersonal, que se propaga por EEUU y Europa.
Empiezan a topar techo y a abrirse a nuevos aires de elevación de la conciencia y la espiritualidad, buscando fuentes en oriente.
Aparecen distintos gurús del oriente, como el Dalai Lama y Osho.
Será Osho el que concentrará la mayor convergencia de viajeros exploradores que viajan a la India a conocer sus enseñanzas, en ese lugar llamado Poona (hoy Pune), cerca de Bombay (hoy Mumbai).

Osho será una revolución para toda esta gente venida de occidente. Su foco está puesto en algo muy distinto a la concepción médica de las psicoterapias de occidente. Enfermedad, sanar la enfermedad, ya no será más la cosa.
Para Osho el tema es la conciencia, la elevación de la conciencia, incluso la iluminación, que sería algo así como la muerte del ego.
Osho dirá que las metodologías terapeutas de occidente, lo que hacen es fortalecer el ego del paciente. Mal.
De ahí que las intervenciones para echar fuera todas las emociones reprimidas, todos los condicionamientos inhibidores de que el propio ser se exprese, serán tema fundamental de muchas de las dinámicas grupales en Poona, con terapeutas del más diverso origen.

Es la irrupción de una nueva espiritualidad, lo que en definitiva aporta oriente. Y de ahí que la infinidad de técnicas de meditación, muchas de ellas inventadas por el mismo Osho, sean paso obligado de los entrenamientos de las personas visitantes.
Es muy gracioso como muchos connotados profesionales de la psicología que viajan a Poona, chocan con las intervenciones de Osho para aplastarles su ego, cosa en la cual buena parte de su reputación está instalada. Sufren, si.

Bueno, al final, Osho tiene  serios problemas de salud a la columna, entre otras cosas y decide viajar a Nueva York a tratarse.
Paralelamente surge una iniciativa de instalarse en EEUU. No le será fácil. En este país tan conservador y tradicionalista, estas cosas de oriente, que se burlan de sus religiones y cultura, es francamente una amenaza.
Logran instalarse en un campo en Oregón. Los juicios de ataque y defensa abundan. Un lio con una secretaria, que se roba 40 millones de dólares de la comunidad Osho, abre una grieta para que metan preso a Osho.

Se sospecha que ahí lo envenenan con algo radiactivo por la boca, pues se le caen buena parte de los dientes y la mandíbula superior se empieza a deshacer.
Sus últimos días serán muy penosos. Primero porque lo expulsan de EEUU y este país logra que sus aliados planetarios no acepten se instale en sus países. Merodea como por un año, hasta que vuelve a Poona, India, donde muere a los 59 años, en 1990. Si, muy joven.
Sus seguidores que habían vuelto a Poona, se dispersan por el mundo y se instalan con formas y modalidades de psicoterapia, del más diverso tipo, donde la transpersonal, es la que mejor interpreta el desarrollo de la conciencia y la espiritualidad.

Un libro tremendamente didáctico, lleno de nombres, terapias, del desarrollo y evolución de la psicología y la espiritualidad del hombre. Un fascinante reflejo de la exploración hacia el interior del ser humano que somos. Lleno de sorpresas.

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