Esto le dije a una amiga en una conversación.
Bueno, me dijo.
Mira, todo partió un día en que caí en cuenta de que los cambios significativos que nos hacen falta como país, no son más izquierda o más derecha o más centro, ni más plata aquí o más plata allá. Lo que hacía falta era elevar el nivel de conciencia.
Ojo que no me refería a un mejor nivel en la calidad de la educación, cosa que igual pienso es clave.
Y la otra deriva que señala, es que en el siglo XXI nos abocaremos a cartografiar la conciencia. Sii, dije, y por esa ruta me he venido instalando.
Después se me instaló la idea de que hace falta una nueva espiritualidad, pues las religiones e iglesias actuales, están en franco deterioro y no me seducían para nada.
Como tengo este hábito de ir difundiendo en qué ando a través de mi blog, saltó un amigo y me dijo que tenía que leer a Rudolf Steiner (link2, link3), que él tenía algo que decirme al respecto. Y él mismo, me fue prestando uno tras otro, libros de Steiner.
Steiner es fascinante. Ve al ser humano como algo sagrado y por ello vender su trabajo como una mercancía es no entender nada. Ve la educación como desarrollo interior y espiritual.
Después viene mi tropiezo con la física cuántica. Claro, la física cuántica se venía tropezando con la conciencia. En un experimento con la luz y una placa metálica con dos ranuras, si no había nadie mirando, la luz se comportaba como ondas inmateriales, dejando una sombra correspondiente. Pero si aparecía una persona, un agente consciente, la luz cambiaba su comportamiento, aparecían los fotones y la luz se comportaba como partículas, dejando solo dos barras verticales luminosas al otro lado de la placa metálica. Y los físicos materialistas no tenían forma de interpretar este experimento y otros del tipo.
Le escucho decir a una persona que uno de sus temas principales era la conciencia; no una vez, dos veces. Le dije que quería conversar con ella y fue ella la que me preguntó si había leído a Amit Goswami (link2, link3). Ella misma me empezó a prestar uno tras otro libros de él. Estoy muy agradecido con ella, lo mismo del que me prestó libros de Rudolf Steiner.
Amit Goswami es un indú que vivió toda su vida profesional en EEUU como físico cuántico. Hoy está retirado y vive en la India.
Plantea que el universo es conciencia y que la materia es una manifestación de la conciencia. Por eso las partículas elementales aparecen cuando aparece una conciencia a mirarlas; sino, desaparecen. Por eso Einstein le decía a un amigo, tu crees de verdad que si no miramos la luna, no está ? Nooo.
Goswami pulveriza de un plumazo el mundo materialista en que me formé, que pone a la materia en la base de todo y deja a la conciencia como lo fundamental.
Y para remachar todo este tema, están la ECM, las experiencias cercanas a la muerte, de las que tan bien habla el doctor Manuel Sans Segarra, cardiólogo de Barcelona. Cuando los pacientes se mueren en la mesa de operaciones, con muerte cerebral incluida, salen del cuerpo y ven todo lo que está pasando (lo pueden contar después), sienten paz y armonía y si sigue pasando el tiempo, empiezan a avanzar por un túnel de luz, donde se encuentran con seres queridos y sienten amor. La verdad, no quieren volver al cuerpo, que es lo que lograrán los médicos con electroshocks y medicamentos.
No desaparecemos al morir, seguimos siendo, pero en la forma de conciencia. Y bien.
Ahí voy con el tema de la conciencia, sin desconocer lo que me dice mi amigo el Caco, que soy un pajero mental, pues nada de todo esto, parece afectar mi conducta, ni mi vida en general. ¿Será cierto?
Y qué sigue, si encarnamos todo esto ?
Tal vez el siguiente paso es indagar en los antiguos misterios y la re conexión con la conciencia universal desde el punto de vista del hombre moderno. Algo interesante de observar es la re significación de la figura del Cristo como camino espiritual para esa re conexión. Algo que encontré en las exploraciones sobre el devenir de la conciencia en el ser humano a lo largo de los tiempos que hace Steiner.
ResponderBorrarSaludos amigos. Están hablando mucha paja, todavía creen que el hombre es el centro del universo. No somos más que un fenómeno infinitesimal, pasajero, y totalmente intrascendente.
ResponderBorrarMucha Razón Rodrigo C. Somos una gota en un vasto océano, pero que sería del océano, sin una gota?
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