jueves, septiembre 16, 2021

Libro El libro que lo responde todo de Amit Goswami

Amit Goswami despliega en este libro un cambio de paradigma basado en su interpretación del mundo que sus estudios de física cuántica le presentan.
La realidad en que vivimos en la actualidad, la realidad interpretativa en que vivimos, se basa en un materialismo científico radical. Todo lo que existe se basa en la materia, que parte de las partículas elementales en un proceso constructivo ascendente. Hasta llegar al ser humano con su notable cerebro. Todas las experiencias “internas” que vivimos, según esta interpretación, serían efluvios del cerebro material.

Los experimentos de física cuántica se tropiezan con el observador consciente, factor determinante en el comportamiento de la luz, por ejemplo.
Estos mismos experimentos muestran una realidad en que existe comunicación sin mensaje. Que los cuerpos se entrelazan y comunican de formas paradójicas en la realidad material, en que la máxima velocidad es la de la luz.
Otros experimentos muestran la potencia de la intención del observador consciente, que es capaz de alterar resultados de máquinas generadoras de números aleatorios.

Y concluye que, la conciencia es el fundamento de todo; de todo. Y no la materia. Que la materia es una manifestación de la conciencia. Sabías tú, que cuando un electrón cambia de orbital, no viaja de uno al otro, sino que desaparece en uno y aparece en el otro ? ¿Adonde se fue en el intertanto? Al otro lado, al lado de la potencialidad, al lado de la conciencia.
En la realidad de la conciencia, de la potencialidad, no corre el espacio-tiempo, no hay espacio tiempo. Todo es una y la misma cosa, todo es conciencia con su potencialidad.

Nosotros somos seres que tenemos un pie en la realidad del espacio tiempo y otro pie en la realidad de la potencialidad, sin espacio tiempo. Nuestro medio de interconexión es la conciencia.
Somos seres con cuatro cuerpos. Uno material; el único que en realidad consideramos la mayoría del tiempo. Otro vital, en donde residen los campos morfogenéticos, que desde el lado no local, del no espacio tiempo, pautean a los ADNs para producir las proteínas propias de cada órgano y que es de donde fluye la energía de los sentimientos que nos habitan. Otro cuerpo es el mental, donde se procesan las ideas y significados, que configuran en buena medida el mundo en que vivimos. Y finalmente el cuerpo ultra mental, de la intuiciones, que procede de los arquetipos que son la fuente de los valores y nicho de nuestras actividades principales.

Nuestras enfermedades pueden provenir de alteraciones en cualquiera de estos cuatro cuerpos. Nosotros, nuestro sistema de salud, en general, solo mira el cuerpo físico para procesar nuestras dolencias, con las limitaciones que esto implica.
Vivimos en el paradigma materialista científico, que sería tan dogmático, como era en la edad media la religión. Ese paradigma materialista nos hace vernos como seres con un carácter y una forma de ser, que en realidad, pensamos, nunca cambiará. Craso error.

Otra de las variantes del paradigma materialista científico, es que pensamos que la evolución se rige por la aleatoriedad y por lo tanto no tiene propósito. El planteo de Goswami, basado en la experimentación científica de la física cuántica, es que la evolución tiene saltos cuánticos, saltos de transformación espontánea, que vienen de manifestaciones del mundo de la potencialidad, que sí tiene un propósito y una dirección.

El mundo de la potencialidad irradia su influencia desde núcleos arquetípicos, qué serían el amor, la belleza, la verdad, la bondad, la justicia, la totalidad o integridad, la abundancia y el yo o el sí mismo. Estas fuentes, son la raíz de los valores y la materia en que nuestros oficios y profesiones exploran su potencialidad.
La creatividad de mayor envergadura, se produce desde la intención de nuestra conciencia y el acceso a la dimensión no local de la potencialidad. Y se produce en la forma de saltos cuánticos, irrupciones discontinuas.
Goswami sugiere el método del hacer, con intensidad, foco e intención y luego descansar, no hacer nada, solo ser. Es en estos momentos, en este estado, del ser, cuando la conexión con el otro lado se produce y la creación brota. Do-Be-Do-Be-Do, es el término que graciosamente usa para describir esta metodología.

Presenta además Goswami un enfoque para abordar todas las disciplinas, desde este paradigma cuántico, en que conscientes, ahora sí, de nuestro cuerpo vital y los campos morfogenéticos, que diseñan y dirigen todo nuestro operar biológico y según su armonía o desarmonía, generan los sentimientos raíz, que al pasar por la significación del cerebro, terminan en las emociones que nos invaden.
Cuidar la dimensión vital de nuestro cuerpo y de los productos que consumimos, sería un cambio trascendental en nuestra forma de andar por la vida.

Y salir de esta forma netamente informativa del trabajo de nuestro cuerpo mental y volver al rol de buscar significados, que le corresponde, nos sanaría de muchas otras dolencias.
Y quizás lo más importante, si abrazamos la existencia de nuestro cuerpo supramental, en donde brotan nuestra intuiciones y conectamos con nuestra verdadera dimensión espiritual y desde ahí con Dios ...

No, este tipo Goswami, me ha volado la cabeza con tanta idea original, que, lo que más me preocupa, es que resuena positivamente en mi interior. 
Si empatas con estas resonancias, la idea es pasarte el link, el puntero, para ir a buscar conocimiento significativo a esta notable fuente, científica y oriental.

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