lunes, marzo 30, 2020

Hablemos de la confianza

La confianza es la base de las relaciones sociales.
La calidad de nuestras relaciones sociales es el mayor determinante de la calidad de nuestras vidas (Isabel Behncke).
Hemos perdido la confianza en los políticos y autoridades de todo tipo. Hemos perdido la confianza en nuestros representantes, que sentimos ya no nos representan. Estamos en aprietos. Por eso preguntémonos, qué es la confianza ?

La confianza es un juicio con cuatro ámbitos:
bonobos jugando desplegando un alto nivel de confianza
(estudio de Isabel Behncke)

  1. La competencia técnica; saber hacer lo que se ha ofrecido y pretendemos contratar o transferir.
  2. La sinceridad; que no nos mientan.
  3. Que cumplan prolijamente los compromisos que toman; y si no va a cumplir, que transparente antes.
  4. Benevolencia; que desee nuestro bien, que equivale a un juicio sobre la intención de cuidado.

Teniendo lo anterior en consideración, podemos hacer gestión de la confianza, en una institución, por ejemplo:

  1. Si tenemos fallos en la competencia técnica, tendremos a mandar a las personas a capacitación.
  2. Si nos preocupa la sinceridad de nuestro equipo, o detectamos diferencias de interpretación de ciertos valores, tendríamos que declarar el significado de esos valores; en particular, conversar y consensuar lo que significa ser sincero en este equipo y lo que significa no ser sincero.
    La explicitación ejerce presión sobre las conductas.
  3. Si tenemos fallos en el cumplimiento de compromisos, establecer una forma de seguimiento, control y evaluación de cumplimiento; ir hacia la existencia de alarmas tempranas y que los fallos tengan costos para el responsable.
  4. Si detectamos fallos en la intención de cuidado, del equipo, amerita una conversación de intenciones y buscar con sinceridad donde las intenciones se encuentran.

La confianza es clave para poder funcionar. Si no hay confianza, no hay nada.

Está reflexión es en lo fundamental un extracto del libro Articuladores de los posible, de Juan Vera (pag 227 - 228).

sábado, marzo 28, 2020

Necesitamos pasar del modo transaccional al modo relacional

Hemos venido andando en un modo de relacionarnos, inducido por esta forma del sistema capitalista en que estamos, que se asienta en la forma transaccional.
Es la forma de interacción del mercado. Cuánto vale ? A ver, déjeme pensar, déjeme calcular. Ya, lo compro.

En esta forma de interactuar no establecemos relación, sino sólo transacción.
Y esta forma se metió hasta el tuétano y contaminamos, pienso, todas las interacciones con este formato.
Nuestras relaciones de amistad, se tiñeron de este componente transaccional, que siempre está calculando, cuánto gano y cuánto pierdo, con esta relación.
Y así, nos transformamos en unos optimizadores de beneficios.

Y nos desconectamos con el núcleo del ser que somos en esencia. Y nos fuimos degradando. Todos.

Se nos olvidó, o no sabíamos, que es a través de los vínculos que nos construimos.

Ahora, debemos reconstruir los vínculos para rescatarnos.
En vez de transacciones, debemos centrarnos en construir relaciones.
Aprendimos que la mente transaccional está enfocada en el cálculo de la rentabilidad.
En las relaciones, en cambio, lo que está en el centro, es el amor.

Cuánto dolor, ha significado esto en qué venimos ?!
Y cuánta rabia ha desatado !!

Todos los que están abocados a reconstruir el tejido social estarían sumando, según esta interpretación de lo que hace falta.

jueves, marzo 26, 2020

El trabajo, en qué se transformará ?

Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, dictamina el Génesis.
Cuando digo que no he salido a vacaciones, porque vivo en vacaciones, pues uno de las cosas que más disfruto, que más me llena, es cuando hago lo que llamo mi trabajo; el coaching. Algo de culpa he de tener, sospecho.

El mundo está cambiando en forma acelerada. Las tecnologías, como la inteligencia artificial, la robótica, la Big Data, etc., podrían reemplazarnos en todo, o buena parte, de los trabajos que hoy realizamos y generar un mundo de abundancia, donde el trabajo, como hoy lo conocemos, podría no ser necesario.

El otro día le decía al grupo de personas de un departamento de una empresa, que ayudaran a automatizar todo lo que hacen, con la condición de que al lograrlo les sigan pagando el sueldo, sin necesariamente seguir trabajando.
Desde el punto de vista de la empresa, si un grupo automatiza todo lo que hacen, y amortizan la inversión para ello, podría ser indiferente para la empresa el seguirles pagando.
Yo sé que eso no cuadra con el paradigma en que estamos, en que si los socios, que tienen el poder, y solo buscan maximizar su rentabilidad, podrían ver en ello una oportunidad en ese sentido, despidiendo a todo ese grupo.
Pero y si cambiamos el paradigma y favorecemos el que los procesos de automatización los faciliten los que hoy operan en una función, y no los despedimos por unos buenos años, mientras ellos se reinventan; podría ser, no ?

Si levantamos la mirada y miramos el mundo más allá del horizonte, podemos imaginar un mundo donde el trabajo, como hoy lo entendemos, no existiera. Donde la abundancia, gracias a la tecnología, nos permitiría implementar el sueldo universal, trabaje la persona o no.
Tendríamos otros desafíos. Qué haríamos, en qué nos ocuparíamos. Pero serían ocupaciones, de esas como la mía, en que realmente disfrutaríamos haciéndola. Es otro mundo y quizás las preocupaciones serían cómo darle sentido a nuestras vidas, cómo hacer y descubrir qué hacer, de manera de estar solo en cosas que nos apasionen hacer, como no deprimirnos.

El trabajo como el génesis lo entiende habría sido superado.
Cómo tendría que ser la educación para ese mundo ? Muy distinta a la actual, sin duda. Mucho más centrada en buscar y encontrar en cada persona, lo suyo, donde es sobresaliente y disfruta intensamente haciéndolo. Y acompañarlo en el proceso de su desarrollo.

No está demás decir, que estas reflexiones surgen en mi, mientras leo el libro Articuladores de lo posible, de Juan Vera, donde habla de estas cosas.

lunes, marzo 23, 2020

Libro Articuladores de lo posible de Juan Vera

Comentábamos este libro con Isaquino Benadof, mientras lo leíamos cada uno por su lado.
Es curioso, él recopilaba las preguntas que Juan Vera compartía en el texto. Yo en cambio, recopilaba las personas que iba nombrando y me iba al computador, a Youtube, a conocer un poco más a cada  personaje que él nombraba. Así una tarde, me pasé dos horas escuchando un documental del poeta peruano Cesar Vallejo y escuchando sus poesías en un sitio que aparte de desplegártelas, te las leían en voz alta,

He disfrutado este libro de punta a cabo. De hecho, lo leí dos veces. Me encantó lo personal de cómo Juan se muestra, con su casa de Lagasca, en Madrid, su ida al taller literario de Marco Antonio de la Parra, con lo que logra eliminar el vacío existencial que confiesa tenía, a pesar de su éxito profesional, en el mundo de coaching al poder y la política.

Aparte de un agudo observador de mente profunda, es un literato, incluso un poeta. Escribe muy bellamente, que es un deleite.

Yo no conocía para nada este nicho que es el de trabajar con gente del mundo de la política. Aparte de personajes muy importantes, muchas veces, son personas que viven este trance de lograr el cargo, luego vivirlo y finalmente la salida, pues siempre, o casi siempre, lo ocupan mientras dura un gobierno.

Libro escrito en un periodo donde en Chile, donde Juan vive, se desata un estallido social, que todo lo remece. Es el fin de una era, dirá Juan y el desafío de no solo re inventarlo todo, sino cambiar la persona que somos, incluso como piensa. Pues solo así emergerá algo de verdad nuevo.

A los coaches nos enseña a coachear, pero además se aventura en cómo será el coaching del futuro; pues también este deberá cambiar. Su mirada se detiene en la experiencia de los encuentros 3xi donde participa, que congregan a personas en ámbitos específicos y trabajan el encuentro entre improbables, con notables resultados. Ve por ahí un borde para los coaches, de articular encuentros entre improbables, pues con ello se ensanchara el tejido social y de ahí emergerán iniciativas, antes consideradas imposibles como Juntos por la Infancia y el Proyecto +R.

Este es sin duda un libro obligado para los coaches. Pero también para personas que hayan sido coacheados y quieran aprender para ser más coaches en sus cargos. Un oficio que deberán manejar los gerentes y ejecutivos de empresas, pues las empresas tendrán que moverse a formas más humanizadas, o incluso a constituirse en verdaderas comunidades.

El coaching se me aparece después de leer este libro, como un oficio de mucho futuro. Escarba en la humanidad que somos. En base a preguntas, hace explotar lo escondido, lo aun no visto, lo no entendido. Juan me hizo volver a ver la potencia de las buenas preguntas. Ayer mismo, caminando por los cerros lo experimentaba con quien iba.

Juan nos trae al pensamiento, la idea de sentirse "en casa". Ese lugar, que habitualmente refiere a nuestra historia muy antigua, a nuestra niñez, donde habitábamos con otros que nos veían tal cual éramos, tal cual íbamos emergiendo, en que a pesar de que hubieran tironeos, reglas que seguir, podíamos ser nosotros mismos bastante a pata suelta.
Y, como que en estos revueltos tiempos, nos toca volver a casa y reconectar con quienes de verdad somos y hacernos nuevamente las preguntas de fondo, de todo lo que hacemos, queremos seguir haciendo o querríamos hacer.

Juan conversa, lee, con medio mundo. Es un inquieto intelectual, sensible. Tiene una sección en que conversa con personas, cuyas conversaciones expone en el libro, sobre lo nuevo que emerge, el futuro de la democracia, que me deja preocupado, pues recabo que la democracia esta en riesgo, en parte porque hemos perdido la capacidad de conversar, o necesitamos ir más allá en esta actividad del conversar.

A mi Juan me enseña de cómo hacer un mejor coaching. Y me dirige la mirada hacia los desafíos del futuro, donde las personas dedicadas al coaching, podemos aportar, indagando, pesquisando, donde el futuro está emergiendo, pues parece compartimos la idea que hay una era que termina y otra que comienza, que entre inventarla y pesquisarla donde ya está, nos deparará mucha actividad.

Quiero terminar este reporte, compartiendo los links que encontré, de personas nombradas en el libro, que pesquisé en Youtube, para dejarme sorprender por otras miradas:

Aldous Huxley
Alvin Toffler
Amado Nervo
Anthony Giddens
Antonio Gala
Antonio Gramsci
Antonio Machado
Antonio Muñoz Molina
Byung-Chul Han
Carlos Cantero
Cesar Vallejo
Cildo Meireles
Clare Graves
Claudio Orrego
Chris Cowan
Cristian Warnken
Cristóbal Marín
Dan Gilbert
Daniel Fernández
Daniel Goleman
Daniel Inneraty
Daniel Ziblatt
Daniele Giglioli
David Kolb
Denis Gallet
Eduardo Escribá
Edward Lorenz
Eli Pariser
Elias Canetti
Elon Musk
Fernando Flores
Francisco Gazmuri
Francois Jullien
Fredric Jameson
Gabriel Celaya
Giovanni Sartori
Gregory Bateson
Guy Debord
Hanif Kureishi
Henry Mintzberg
Hugo Alcamán
Humberto Maturana
Ian MacMillan
Ivonne Hidalgo
James Fowler
Javier Cercas
Jim Selman
Jorge Manrique
John Kotter
John Rawls
José Antonio Marina
José Joaquín Brunner
José Ortega y Gasset
José Ramón Fernández Naves
José Weinstein
Josep Maria Esquirol
Julio Olalla
Ken Blachard
Ken Robinson
Ken Wilber
Larry Fink
Leonidas Donskis
Luis Carchak
Manuel Castells
Michael Watkins
Michal Kosinski
Marcelo Krynski
Marco Antonio de la Parra
Margaret Heffernan
Margaret Mead
Maria Emilia Correa
Mario Benedetti
Martha Nussbaum
Martín Heidegger
Michael Chander
Moises Naim
Nassim Nicholas Taleb
Otto Scharmer
Pablo Neruda
Pablo Reyes
Paul Rozin
Paulo Freire
Pavel Gómez
Pedro Arellano
Peter Drucker
Pierre Teilhard de Chardin
Pilar Jericó
Preciada Azancot
Rachel Naomi Remen
Rafael Cadenas
Raj Chetti
Robert Dilts
Roberto Rossellini
Ronald Heifetz
Robert Louis Stevenson
Sergio Cardone
Steven Covey
Steven Levitsky
Thomas Frey
Thomas Friedman
Thomas Szasz
Václav Havel
Warren Bennis
William Wallace
Wolfran Eilenberger
Zygmunt Bauman

Juan nos lo dio todo, en este libro; no ?

viernes, marzo 13, 2020

Eduardo Manuel Rojas y su EcoUniversalismo

Lo visito en su casa en la Comunidad Ecológica en Peñalolén, Santiago.
Figuraba cuando llegué todo mojado, producto de un deslizamiento de un bidón de agua, en el proceso de preparar café para nuestro encuentro.
A saltos por entre los charcos de agua del piso, llego a un patio interior, con acceso a las cuatro piezas que arrienda por Airbnb. Y ahí nos instalamos, cómodamente.
Preparamos café y una buena paila de huevos revueltos, de las gallinas de campo que tiene en un corral, junto a tres cabras.

Nos habíamos conocido esperando turno de mesa en el restaurante Eladio. Ambos andábamos con nuestras parejas.
Ahí, esperando, me enteré de su idea del Ecouniversalismo. Encendió mi curiosidad, que fue por la razón que estaba yo ahí, en su casa, temprano este viernes 13 de marzo.

Me cuenta que escribió el Manifiesto del Ecouniversalismo, el año 2003. La idea la había tenido antes.
Se trata de una idea de cómo arreglar fundamentalmente el tema económico del mundo. Consiste en hacer que toda la circulación del dinero sea virtual, lo que facilita "la detección de las externalidades" y entrega información vital sobre patrones de consumo y hace nuestra economía mas robusta y dinámica, gracias a que toda transacción económica quedaría expuesta a una total transparencia.
Con ello se acaban las evasiones de impuestos, las platas negras, las coimas, etc.
Tendríamos una economía totalmente transparente y completamente virtual.

Los billetes y las monedas, mueren.

Eso es lo primero. Lo segundo es medir las externalidades negativas de todos los negocios y empresas, e internalizarlas.
Esto significa que el Estado le agrega al precio de los productos y servicios, el costo de las externalidades negativas que se produzcan, tanto por el lado del que vende como del que consume, en una forma bastante didáctica para el consumidor que verá en su boleta lo que está pagando por cada ítem de externalidad negativa de lo que compra.
Me aclara que esto corre también para el consumo, pues los que toman alcohol o tabaco, por ejemplo, producen externalidades que también deberán ser explicitadas y cobradas.

Para ello se debe crear una institución, que sería el órgano regulador de la economía. Su misión es medir, tasar e internalizar las externalidades negativas, en la forma de adiciones al precio de productos y servicios.
Esta institución tendría mucha gente trabajando en ella.
La gente que trabajaría en esta institución deberá ser reclutada con mucho cuidado, por meritocracia, por méritos.
Aquí nos enfrascamos en una discusión acerca de cómo se establecían los méritos. Pasamos por las típicas certificaciones del sistema educacional actual, a los juicios que las partes se ponen en las transacciones de Uber, hasta de los robots con IA que hoy seleccionan sin decirle a nadie por que eligieron a este y no a este otro.
Al final quedamos que el tema del mérito para trabajar en esta institución reguladora debía resolverse de la mejor manera posible.
En definitiva, nadie entra aquí a dedo o por conveniencias políticas. De esta institución pende en buena medida el éxito de esta iniciativa.
Ah, dijimos que el mérito dependía de cosas como la experiencia, el juicio de los clientes y los años de circo.

La misión de esta institución es “medir” las externalidades negativas e internalizarlas.
Eso significa mucho trabajo en terreno, midiendo daños a los “derechos económicos” de la comunidad.

Me dice a la pasada, que esta solución es puramente económica.

Cuáles son estos derechos económicos ?
  1. El derecho a la salud. Toda persona tiene derecho a atenderse en forma gratuita, cualquier dolencia, ya sea física o mental. Guau.
  2. El derecho a la educación. Toda persona tiene derecho a educarse, en forma gratuita. Dos veces guau.
  3. El derecho al trabajo. Toda persona tiene el derecho de tener trabajo. Si no tiene trabajo, no se lo ha conseguido por sus propios medios, va a la Municipalidad y esta tiene este rol de operar como bolsa de empleo y colocar rápidamente a las personas que piden trabajo.
  4. Derecho a la preservación del medio ambiente. Cualquier daño que un producto o servicio le haga al medio ambiente, será tasado y agregado al precio tranzado, fondos que irán directamente a mitigar esos daños.
  5. Derecho a participar en la economía. Cuando una persona nace, se le crea inmediatamente una cuenta corriente, aparte del RUT. 
Si, me dice, obviamente se generaría un mercado negro, que sería bastante fácil detectarlo por la transparencia de los gastos de las personas y la presencia de inteligencia artificial pesquisando anomalías.
De lo que se trata, o lo que será necesario, es legalizar todo lo ilegal.

Eduardo me dice, que en esta realidad que se implantaría, se hará imperativo innovar, crear, impulsar la creación de empresas.

Eduardo, tiene dos hijos ya adultos, de una pareja anterior de la actual.

Estudió un par de años en la universidad, las carreras de Física y Matemáticas, de donde salió para terminar con un Magister en Geología.
Es un Informático desde los 12 años, y se declara un buen informático, completamente autodidacta.

Nació en Inglaterra. Se vinieron a Chile y cuando tenía 4 años, fue el golpe militar. Se fueron a Alemania, Francia y luego a EEUU.
A los 18 años se instaló en Chile, donde se quedó, pues considera que es el mejor país para vivir del mundo, por la libertad que tiene como persona.
Su padre fue un importante científico; lo mismo su madre.
Su padre, Eduardo Rojas, fue el que descubrió la forma en que se mueve la electricidad en las grandes neuronas de las jibias.

Otra de las cosas a la que dedica tiempo en estos días, es a inventar y fabricar un estilizador de agua, con rayos solares UV, que concentra en un tubo transparente por donde pasa el agua. Se llama un esterilizador de agua para bio filtro
Está implementando un pequeño robot, arduino mediante, capaz de mover los paneles solares, que tiene una forma como una antena parabólica, de manera que siempre estén mirando la zona más luminosa del cielo.

Un notable “inventor” que por las cosas de la vida me tocó conocer.