Veo lo que veo y lo que no veo no lo veo.
No todos se dan cuenta que si están sentados junto a otra persona mirando para el mismo lado, ven distinto.
No todos se dan cuenta que la realidad que cada uno ve, se nos aparece como distinta.
Este solo hecho es causal de muchos conflictos; incluso guerras.
Humberto Maturana lo dice así: somos observadores particulares, válidos.
Válidos quiere decir que lo que cada uno ve, está bien.
Interesante dirá uno, increíble dirá otro, otro llorará y otro buscará a quien abrazar. Todos, al parecer, experimentan cosas distintas.
¿Ven lo mismo ?
Si viene un científico, filma el hecho, saca fotografías, podemos decir que registra el hecho objetivo.
Pero cada persona presente tiene una experiencia diferente. Y se puede decir que cada uno de ellos ve algo distinto.
Existe una física Newtoniana y existe una física cuántica. El eclipse se rige por las leyes Newtonianas de la naturaleza. Pero nosotros, parece que somos cuánticos; la realidad depende del observador.
Yo soy, lo que veo. El tipo de observador que yo soy, me determina.
Y esto no es estático; cambia con el tiempo y cambia con la experiencia.
Cuando la ciencia entró en escena, le quitó un pedazo enorme a la iglesia, de lo que es la realidad, de lo que es verdad. Su método científico fue tan contundente, que en adelante si estaba científicamente demostrado, era verdad, era un hecho real.
Toda la parte que la ciencia no cubría, pasó al cuidado de la iglesia, que lo mantuvo en la categoría de dogmas de fe.
El prestigio de la ciencia fue tan grande, que la cultura se transformó en una centrada en lo medible por la ciencia y por lo tanto en una cultura materialista.
El espíritu perdió pedegree, perdió credibilidad, hasta que , se podría decir, la espiritualidad murió; o Dios murió.
Y dejamos de ver para ese lado. Nos enceguecimos.
Un buen trabajo de coaching lleva al Coachee a cambiar como observador.
Aparecen cosas que no se veían y nuevas posibilidades emergen. Lo que sigue es la acción, proceso que el Coach también puede acompañar.
Lo que vemos es un dato, al final de cuentas. Cuando nos abrimos a conversar, con mente abierta y corazón abierto, efectivamente podemos vernos afectados por cómo otros ven, y mover nuestra forma de ver.
Aprender también afecta como vemos. Toda profesión u oficio, nos sumerge en un mar de distinciones, lenguaje propio, en que un mundo aparece, que antes no estaba. Y me forma para poder operar ahí donde antes nada sabíamos, nada veíamos.
Necesitamos cambiar el mundo en que estamos. Necesitamos cambiar la Constitución que nos rige. Lo que más necesitamos es cambiar como vemos, para que nuevos mundos sean posibles. Sospecho que necesitamos despertar nuestros sentidos del espíritu, para ver hacia donde no hemos estado viendo. Necesitamos una nueva espiritualidad.
¿Cómo hacemos esto? Y necesitamos hacerlo rápido.