lunes, septiembre 27, 2021

Libro El médico cuántico de Amit Goswami

¿Qué somos? es la pregunta cuya respuesta este libro trastoca.
Según la medicina convencional, somos materia, solo materia. Y de ella emanan cosas como la conciencia, la mente, el espíritu, incluso el amor.
Y si esto es cierto, atención preferencial al cuerpo, en base a ejercicios, alimentación sana, cuidados y controles periódicos. Y a eso veo que estamos bastante abocados.

Bueno, Amit Goswami, lo cambia todo. Motivado por sus estudios de física cuántica, llega a plantear la ciencia de la conciencia. Dice que la materia no es la base de todo, sino que la base de todo es la conciencia. Y la materia es simplemente una manifestación de la conciencia, como se observa en los experimentos cuánticos.

Guau. Esta materia que nos parece tan real, o lo único real, no sería más que una ilusión. Incluso la sensación de identidad que tengo y que acarreo, también sería una ilusión.

Bueno, esto lo cambia todo; en particular, en la medicina.
Somos materia y conciencia, esta última dividida en cuatro cuerpos por sobre el material, insertos en una realidad aparte, donde no existe el espacio tiempo, que los cuánticos llaman, realidad no local.
La mente, esa que piensa y da significados, pertenecería a ese plano de realidad y no sería una emanación de la materia. Sí tendría representaciones en el cerebro, pero su sustancia, si se puede llamar así, pertenecería al reino de la conciencia, inmaterial, no local.

Goswami suscribe completamente la idea de los campos morfogenéticos de Rupert Sheldrake. Estos pertenecerían al segundo cuerpo, muy cercano al cuerpo físico, donde residen los planos y programas, que pautean la formación y mantención de los órganos del cuerpo, dándole instrucciones a los ADN de las células para que sinteticen las proteínas propias del órgano en que están insertos. A este cuerpo lo llama cuerpo vital.
Al que nombré antes, lo llama cuerpo mental.

Los grandes directores de orquesta del proceso evolutivo y de la creación estarían localizados en los arquetipos, localizados en el siguiente cuerpo, al qué llama supramental. Sí, la evolución tendría un norte, una dirección, un propósito. Lo mismo nosotros, en esta existencia y las siguientes. Pues la conciencia nunca muere y cuando nuestro cuerpo muere, la conciencia sigue existiendo.

En todo este contexto, un problema de salud, obviamente no tiene que ver sólo con un problema del cuerpo físico. Puede tener que ver con el cuerpo vital, el cuerpo mental y también el cuerpo físico.
Nuestra salud, tendría que ver no solo con cuidar nuestro cuerpo, sino todos nuestros cuerpos, uno por uno. 

Los sentimientos, serían cosquilleos en los chakras del cuerpo. Puntos o zonas donde un particular e importante campo morfogenético, conecta con el órgano que gestiona.
Como vivimos conectados con el mundo exterior, en nuestra cultura materialista cientificista, no somos muy conscientes de nuestros sentimientos del cuerpo, sino del paso siguiente, que es cuando la mente le da un significado a esos sentimientos y surgen lo que Goswami distingue como las emociones.
Significar esos sentimientos como asuntos debilitantes por ejemplo, produce una represión de ellos, lo que impacta los flujos naturales de nuestras energías locales y no locales, desencadenando enfermedades del cuerpo.

No somos máquinas fijas, que solo se estropean y ahí necesitan ir al médico. Somos seres multidimensionales, con acceso a creatividades insospechadas, si somos capaces de acceder al enorme campo de posibilidades de la conciencia. Incluso si accedemos al cuerpo supramental, donde están los mapas y programas de todos nuestros órganos, podemos llegar a tener instancias de sanación espontáneas paradójicas.
Para acceder a esos territorios, tenemos que saber distinguir a nuestro yo Ego, de nuestro yo cuántico, pues es a través de este último que se accede a los cuerpos más elevados.

Desplazar nuestro foco del exterior y situarlo con preponderancia en el interior y luego poner energía y trabajo en el desarrollo personal, son cosas que caerán por su propio peso.
A mi Goswami me ha destapado la tapa de los sesos. Me presenta un mundo completa y totalmente diferente al que venía trayendo. Uno podría no creer nada de esto, pero a mi se me da que todo esto me resuena demasiado bien.
Además acoge todas las medicinas no convencionales, incluida la homeopatía, ayurveda, acupuntura, etc., patrocinando una medicina integral. Por ejemplo, la homeopatía que diluye al extremo sus sustancias, en un proceso de revolver, en que pareciera que lo que no pierden nada, e incluso propagan, es la energía vital de esas sustancias, que sería la parte de mayor impacto de esos medicamentos.

Bueno, un libro que recomiendo y que abre un territorio infinito.

jueves, septiembre 23, 2021

¿Son las partículas elementales o la conciencia la base de todo?

La física cuántica es la que está impulsando este descalabro. La cosa se puso tan complicada, que no va quedando otra que concluir que la materia es una manifestación de la conciencia y la conciencia es la base de todo.
Lo que esto tendría como consecuencia es:

Primero: No es la materia la base de todo, sino la conciencia

La ciencia se tropezó con la conciencia; hace rato. La presencia de un agente consciente, afecta los experimentos de la física cuántica. La luz pasa de ser ondas a partículas, sólo por la presencia de un observador (agente consciente).


Un electrón al pasar de una órbita a otra, desaparece y aparece al otro lado. ¿Adonde se fue en el intertanto? El otro lado, sería otro dominio de realidad, donde el espacio y el tiempo no existen, una realidad no-local, como la llaman los cuánticos.
Etc. Son varios experimentos que hablan y permiten concluir que, la materia no es la base de la realidad, sino que existe en ese “otro espacio” de realidad, que es pura consciencia.

Y la materia es una manifestación de la conciencia. La conciencia está primero y es la “materia” prima de todo lo que existe (nos va a costar salirnos del paradigma materialista científico en que nos encontramos, que establece que es la materia la base de toda la realidad).

Segundo: Tocaría mover el foco de nuestra atención del mundo exterior al interior

Este paradigma materialista nos ha volcado hacia el exterior. Vivimos desplegados hacia nuestra exterioridad. Cuando la conciencia aparece en ese rol fundamental, más nos vale empezar a mirar para adentro, a nuestra interioridad.
Volcarnos al interior, parece ser el primer ejercicio por el que tenemos que empezar. Mirar el cuerpo, mirar los sentimientos más leves, nuestros pensamientos, esos que tejen nuestros significados y no sólo procesan información. Y cultivar una quieta y atenta atención a las intuiciones que nos brotan.
La meditación, la veo como práctica esencial de desarrollo de la mirada interior, donde hasta la dimensión espiritual, como experiencia, emerge.

Tercero: El desarrollo personal se torna epicentro de nuestras preocupaciones

Esta perspectiva que pone a la conciencia y no la materia, como la base de todo lo existente, ha de afectar la forma en que nos vemos a nosotros mismos.

Empieza a quedar claro que no somos materia complejamente organizada, ni menos máquinas, sino .. cuerpo material, y parece ser que además existen el cuerpo vital, el cuerpo mental y el cuerpo supramental. Serían todos manifestaciones de la conciencia; si, incluido el cuerpo material. Y tres de ellos residirían en un plano de realidad no material, no local, en una dimensión donde no existe el espacio ni el tiempo. 

Nuestra mirada materialista asentada en la concepción científica, nos ve como máquinas, que cuando fallamos en algún aspecto, incluso psicológico, vamos adonde los médicos, verdaderos mecánicos de un garaje, para que nos arreglen.
No creemos, dado que somos básicamente fijos, materiales, que podamos cambiar por ejemplo, nuestro carácter. Soy el que soy y básicamente siempre seré el mismo.

Si sueltas esta manera de verte y te abres a la mirada asentada en la conciencia y en la existencia de varios cuerpos .. sutiles, podrás abrirte a la posibilidad de desarrollos y transformaciones insospechadas de tu interioridad, del ser que manifiestas.
Se abre un mundo de desarrollo de lo que se viene llamando, el capital humano. Esto, vaticinan algunos, será un área de enorme dedicación e impacto al interior de las empresas.

jueves, septiembre 16, 2021

Libro El libro que lo responde todo de Amit Goswami

Amit Goswami despliega en este libro un cambio de paradigma basado en su interpretación del mundo que sus estudios de física cuántica le presentan.
La realidad en que vivimos en la actualidad, la realidad interpretativa en que vivimos, se basa en un materialismo científico radical. Todo lo que existe se basa en la materia, que parte de las partículas elementales en un proceso constructivo ascendente. Hasta llegar al ser humano con su notable cerebro. Todas las experiencias “internas” que vivimos, según esta interpretación, serían efluvios del cerebro material.

Los experimentos de física cuántica se tropiezan con el observador consciente, factor determinante en el comportamiento de la luz, por ejemplo.
Estos mismos experimentos muestran una realidad en que existe comunicación sin mensaje. Que los cuerpos se entrelazan y comunican de formas paradójicas en la realidad material, en que la máxima velocidad es la de la luz.
Otros experimentos muestran la potencia de la intención del observador consciente, que es capaz de alterar resultados de máquinas generadoras de números aleatorios.

Y concluye que, la conciencia es el fundamento de todo; de todo. Y no la materia. Que la materia es una manifestación de la conciencia. Sabías tú, que cuando un electrón cambia de orbital, no viaja de uno al otro, sino que desaparece en uno y aparece en el otro ? ¿Adonde se fue en el intertanto? Al otro lado, al lado de la potencialidad, al lado de la conciencia.
En la realidad de la conciencia, de la potencialidad, no corre el espacio-tiempo, no hay espacio tiempo. Todo es una y la misma cosa, todo es conciencia con su potencialidad.

Nosotros somos seres que tenemos un pie en la realidad del espacio tiempo y otro pie en la realidad de la potencialidad, sin espacio tiempo. Nuestro medio de interconexión es la conciencia.
Somos seres con cuatro cuerpos. Uno material; el único que en realidad consideramos la mayoría del tiempo. Otro vital, en donde residen los campos morfogenéticos, que desde el lado no local, del no espacio tiempo, pautean a los ADNs para producir las proteínas propias de cada órgano y que es de donde fluye la energía de los sentimientos que nos habitan. Otro cuerpo es el mental, donde se procesan las ideas y significados, que configuran en buena medida el mundo en que vivimos. Y finalmente el cuerpo ultra mental, de la intuiciones, que procede de los arquetipos que son la fuente de los valores y nicho de nuestras actividades principales.

Nuestras enfermedades pueden provenir de alteraciones en cualquiera de estos cuatro cuerpos. Nosotros, nuestro sistema de salud, en general, solo mira el cuerpo físico para procesar nuestras dolencias, con las limitaciones que esto implica.
Vivimos en el paradigma materialista científico, que sería tan dogmático, como era en la edad media la religión. Ese paradigma materialista nos hace vernos como seres con un carácter y una forma de ser, que en realidad, pensamos, nunca cambiará. Craso error.

Otra de las variantes del paradigma materialista científico, es que pensamos que la evolución se rige por la aleatoriedad y por lo tanto no tiene propósito. El planteo de Goswami, basado en la experimentación científica de la física cuántica, es que la evolución tiene saltos cuánticos, saltos de transformación espontánea, que vienen de manifestaciones del mundo de la potencialidad, que sí tiene un propósito y una dirección.

El mundo de la potencialidad irradia su influencia desde núcleos arquetípicos, qué serían el amor, la belleza, la verdad, la bondad, la justicia, la totalidad o integridad, la abundancia y el yo o el sí mismo. Estas fuentes, son la raíz de los valores y la materia en que nuestros oficios y profesiones exploran su potencialidad.
La creatividad de mayor envergadura, se produce desde la intención de nuestra conciencia y el acceso a la dimensión no local de la potencialidad. Y se produce en la forma de saltos cuánticos, irrupciones discontinuas.
Goswami sugiere el método del hacer, con intensidad, foco e intención y luego descansar, no hacer nada, solo ser. Es en estos momentos, en este estado, del ser, cuando la conexión con el otro lado se produce y la creación brota. Do-Be-Do-Be-Do, es el término que graciosamente usa para describir esta metodología.

Presenta además Goswami un enfoque para abordar todas las disciplinas, desde este paradigma cuántico, en que conscientes, ahora sí, de nuestro cuerpo vital y los campos morfogenéticos, que diseñan y dirigen todo nuestro operar biológico y según su armonía o desarmonía, generan los sentimientos raíz, que al pasar por la significación del cerebro, terminan en las emociones que nos invaden.
Cuidar la dimensión vital de nuestro cuerpo y de los productos que consumimos, sería un cambio trascendental en nuestra forma de andar por la vida.

Y salir de esta forma netamente informativa del trabajo de nuestro cuerpo mental y volver al rol de buscar significados, que le corresponde, nos sanaría de muchas otras dolencias.
Y quizás lo más importante, si abrazamos la existencia de nuestro cuerpo supramental, en donde brotan nuestra intuiciones y conectamos con nuestra verdadera dimensión espiritual y desde ahí con Dios ...

No, este tipo Goswami, me ha volado la cabeza con tanta idea original, que, lo que más me preocupa, es que resuena positivamente en mi interior. 
Si empatas con estas resonancias, la idea es pasarte el link, el puntero, para ir a buscar conocimiento significativo a esta notable fuente, científica y oriental.