martes, septiembre 29, 2020

Libro Encuentros con hombres notables de G. I. Gurdjieff

George Ivanovich Gurdjieff nace en enero de 1866 en la ciudad de Alexandropol, hoy en Armenia, antes en Rusia, muy cerca de la frontera con Turquía, en lo que se llama Cáucaso, entre el mar Negro y el mar Caspio. Muere en 1949 en Paris.

Este libro es una especie de biografía, ya que habla de estos encuentros con hombres notables, mientras cuenta las mil y una peripecias por las que pasa. 
Es un libro que se me hizo entretenido de leerse, por las infinitas aventuras por las que pasó él y sus amigos, en permanente movimiento, por esa zona del Asia central, con epicentro en Armenia, Azerbaiyán, Georgia y Turquía, llegando hasta Egipto, Constantinopla, Moscú, San Petersburgo y el desierto de Gobi, entre el norte de China y Mongolia. Un tremendo viajero.
Mas tarde llegaría a Europa, pasando por Alemania, Inglaterra, para instalarse al final de su vida en Francia, con algunas visitas a EEUU.

Se trata de hombres solos, que andan por la vida buscando entender cuál es el sentido de la vida, qué somos y qué necesitamos saber. 
Dos monjes recorren monasterios hablando a los monjes residentes. Uno habla muy bonito, con mucha información, dejando a todos extasiados. Dos o tres días después, nada queda. El otro habla mal, no mucho se le entiende y a los dos o tres días, algo prende y se queda en el oyente. Uno habla desde la mente pensante, el otro desde el ser al ser del otro. De esta forma explica Gurdjieff la diferencia entre saber y conocer. 

Gurdjieff es un emprendedor nato. No te imaginas la cantidad de negocios que hizo. Desde arreglador de todo tipo de artefactos, comerciante de alfombras, muy entendido en la materia, restaurantes, fabricante de bagatelas, hasta vendedor de gorriones pintados para que parecieran finos canarios.
Cuando necesitaba hacer plata, la hacía y podía hacerlo en cantidades.
Al parecer fue formado en una escuela en que la idea era crear un negocio, que cuando ya lo conocieras bien, lo abandonas o vendes y empiezas uno nuevo completamente distinto.
La sensación de que pasó buena parte de la vida, como empresario y como comerciante. 

Pero dedicaba mucho tiempo a conversar. Con mucha gente, de entre los cuales él destaca a estos hombres notables. 
Se transforma en un experto en psiquismo. Sabe calar a las personas, después de breves interacciones. No trepida en estafar, o más bien cobrar muy caro, a personas que se da cuenta son viles estafadores.

Empieza a tener seguidores. La revolución rusa, la guerra, lo obliga a irse a Europa. Lo siguen y se hace cargo de la manutención de un grupo no menor.
Se hace famoso en Europa. Vienen de todas partes a verlo, a conocerlo, a hablar con él. Crea una Escuela de desarrollo personal. Muere a los 83 o 84 años.

Me deja la sensación que nosotros en este lado del mundo, vivimos abocados a hacer plata, a tener cosas, a viajar, a vernos de cierta forma, a adquirir prestigio o fama y poder.
Gurdjieff anda detrás de otra cosa; no son los negocios lo principal, para nada. Lo pierde todo y vuelve a empezar una y otra vez, como si nada.
Todo lo que hace es para  conocerse a si mismo, la naturaleza humana, a las personas. Busca el sentido de la vida, siendo este el propio desarrollo, el conocer desde el ser.

Gurjieff trae a occidente un conocimiento que probablemente estaba en nuestro pasado remoto, pero que perdimos. Gurdjieff es viento fresco de oriente.

Referencias:
La película del libro
La misión de Gurdjieff

viernes, septiembre 25, 2020

Libro Teosofía de Rudolf Steiner

Leo este nuevo libro de Rudolf Steiner siguiendo una intuición mía en la dirección de que él podría tener una propuesta de "nueva espiritualidad" que creo es lo que hace falta en los tiempos que corren.

Teosofía tiene que ver con la sabiduría de las cosas divinas.

Steiner divide al ser humano, en tres dominios: el físico, el alma y el espíritu.

El cuerpo, a través de sus sentidos, recibe las impresiones del mundo y reacciona a ello con los instintos y las emociones automáticas.
El alma siente simpatía o antipatía, como reacción a las cosas del mundo. Se crea representaciones internas y crea un registro de memoria.
El espíritu .. a él se entraría por el pensamiento; principalmente por la intuición y la contemplación. 

Busco mi destino
Steiner abre las partes del ser que somos en 7 territorios, incluso en 9. Osea, desmenuza con mucho detalle la interioridad de nuestro ser. Las tres centrales de estas últimas 9, conforman el yo. Las tres que terminan en el cuerpo físico, dice que son la raíz del ser y las tres que terminan en el Hombre-Espíritu, es la zona de floración del ser.
Me gustó la metáfora vegetal que hace, en la cual las flores son las erupciones del espíritu.

Nosotros pertenecemos a una civilización materialista, que se centra en los sentidos, en el mundo material, ese en que las cosas se pueden medir, en que la máxima expresión de lo que es verdadero, es lo que dice la ciencia. Este mundo nos ha gobernado.

Bueno, habría otro mundo, para el cual nos faltan quizás los órganos sensoriales adecuados, que existen, para los cuales tenemos que aprender, pero, que aun no han sido habilitados. Cuando los habilitemos, nos transformamos en videntes; dice Steiner.

Vivimos como atrapados en nuestra personalidad, pues los sentimientos que nuestras experiencias en las interacciones con el mundo, que pueden ser de placer, dolor, alegría, tristeza, terminan dándonos o quitándonos, algo propio de nuestra persona.
Por eso, mientras más satisfacción, placer, nos produce algo, mejor. Andamos por la vida maximizando eso. 

Eso que andamos haciendo abarca solo dos aspectos de nuestro ser, el cuerpo y el alma.
Ese gusto por comer una comida rica, no es asunto del cuerpo, sino del alma, me enseña Steiner.
Lo mismo lo que siento con el color azul.

Hay en este libro una invitación a interpretar, placer, dolor, alegría, tristeza, como expresiones de un órgano sensorial espiritual. Que me dicen, me hablan acerca de atributos que están en las cosas más allá de sus meros estímulos sensoriales de nuestros sentidos físicos. Atributos espirituales, que le hablan a mi dimensión espiritual.

Y aquí se abre, se despliega, todo ese mundo de la dimensión espiritual, nuestra y del mundo.
Se trataría entonces de despertar nuestros sentidos anímicos y espirituales.

El norte estaría en lo Bello noble y de lo eterno Verdadero, neto en nuestra dimensión espiritual.
La realidad reside en la dimensión espiritual en la forma de arquetipos, de los cuales las cosas del mundo son meras representaciones.
Hemos estado abocados a la materia y las sensaciones del alma en relación al mundo material. Por eso tanto foco en el provecho personal y los caprichos. Perdidos, completamente perdidos de lo sustantivo que reside en el plano espiritual, del que estamos ciegos, como desde la Edad Media.

La dimensión espiritual se experimenta a través de órganos sensoriales que necesitamos despertar y activar. De eso se trataría lo que toca para adelante. ¿Dónde están los maestros de esto?

lunes, septiembre 14, 2020

Libro La Filosofía de la Libertad de Rudolf Steiner

Libro difícil, hay que decirlo. La sufrí.
Te contaré lo que a mi se me quedó y espero que otros lectores de Steiner, en el foro de los comentarios de abajo, precisen los conceptos.

La realidad la produce el ser humano, al encontrarse con el mundo a través de la percepción de sus sentidos, que se encuentra con el pensar que viene de dentro y se sumerge y entremezcla con lo percibido en la experiencia. 

Hay muchas cosas que pasan en este choque entre lo percibido del mundo, en el ser humano.
Indistinguible con lo percibido, la persona percibe sus propios sentimientos que emergen automáticamente en el encontrón con lo percibido.
En la misma categoría están los impulsos que se disparan desde los instintos propios, que operan al nivel más básico de nuestra naturaleza.

En otra categoría está el pensar cuando este se sumerge en la percepción elaborando una síntesis que según Rudolf Steiner es la realidad definitiva.
La realidad la co-crea el ser humano en la fusión de lo percibido con el pensar.

Ahora, el ser humano viene evolucionando, desarrollándose.
Primero está el realista ingenuo, que cree que la realidad es lo que sus sentidos perciben. Este ve los sentimientos como algo intrínseco a lo percibido y lo incluye en su idea de la realidad. Son personas que le dan a sus vidas afectivas la máxima importancia.

Después está el realista trascendental, que a partir de abstracciones que él mismo produce, crea una realidad trascendente, una realidad en sí, más allá de su experiencia. Ahí está la ciencia. Su principal instrumento es el pensar puro o pensar racional. Busca las leyes naturales, que son generales.

En la cúspide del desarrollo está el ser humano libre. Este se encuentra con el mundo a través de la percepción y de él brota la intuición, que con el pensar, elabora una ética propia. De ahí el individualista ético. Un tipo autónomo, que diseña sus propias leyes morales y lo suyo en el mundo.
La evolución continúa en los seres humanos desde el interior, desde la intuición, de los individuos uno a uno.
Cuando esa intuición viene preñada del amor, ocurre que las leyes que de ahí brotan adquieren consenso en las comunidades y se pueden transformar en leyes morales, para gobernar a grandes grupos que vienen en etapas previas.

Steiner abraza una concepción Monista del mundo, donde todo, hombre incluido, es una unidad. El hombre es parte imbricada del mundo; pero más que eso, es donde la realidad se completa y se hace consciente.

El pensar le asigna conceptos a los objetos que percibe. Los conceptos producen representaciones; piezas claves en varias elaboraciones.
Steiner considera al pensar, la intuición y las emociones como el amor que impregnan todo ese quehacer, la espiritualidad. La intuición aporta contenido espiritual.

En todo este proceso el ser humano tiene conciencia de sí mismo, del yo.
A partir de ciertas representaciones elabora motivos que se transformarán en impulsos de actos de la voluntad.
De ahí emerge el querer, que es afectado por aspectos caractereológicos, para terminar en formas específicas particulares para cada individuo.

En síntesis, Steiner remata con frases como “el hombre es libre en tanto que es capaz de obedecerse a sí mismo en cada momento de la vida” y “el deber excluye la libertad”.

Si quieres saber si eres libre, debes saber discernir si te gobierna el deber ser, lo políticamente correcto, lo que te manda Dios en la voz de tus directores de conciencia. No es mucho el espacio, no es fácil, ni creo que hemos sido muy entrenados en esta dirección. Sospecho que en los colegios Waldorf puede haber de estas orientaciones.

Hasta ahí, para provocar conversaciones con los que leen a Steiner.

Otras referencias:
Qué es pensar y qué es conocer
Libro Teoría del Conocimiento de Rudolf Steiner
Libro El nuevo orden social de Rudolf Steiner

lunes, septiembre 07, 2020

Revisito el libro Demian de Hermann Hesse

Lo había leído cuando era muy joven, pero no recordaba nada.
Esto de revisitar se me instaló, al menos cuando revisité el tema de la fotosíntesis.
La idea es mirar cosas que vi, estudié, en otra época, con los ojos y la persona que soy a mis 68 años. Es una forma de constatar mi propia transformación.
Aparte de que el saber a esta edad no está coaccionado por nada; es una mirada calma y libre, atenta a sorpresas.

Demian, es la historia de un niño, que parte a los 10 años y va creciendo hasta ya adulto. Son las vicisitudes por las que un niño, un niño especial, pasa.

A los 10 años, Emil Sincliar se llama el niño, vive con sus padres, dos hermanas y va al colegio, en la vecindad. Se percata de que el mundo se divide entre su hogar, un espacio luminoso, amoroso, bien portado, donde todo se desliza sin tropiezos. Y afuera, mas allá, donde hay un mundo oscuro, amenazante, traicionero, criminal, al que hay que evitar.
Un día, se ve envuelto en una situación, donde se ve impelido a mentir, contar una historia falsa donde aparecía él robando. Un niño mayor, de 13 años (él tenía 10), desconfía y le hace jurar por Dios de que lo que había dicho era verdadero. Lo amenaza con demandarlo y lo empieza a chantajear por dinero. Sinclair ya no es el ser bueno y luminoso que era antes. Va cometiendo una infracción tras otra, camino a la perdición, lleno de miedo.

Ahí es cuando aparece Demian, Max Demian. Un niño también algo mayor que él, especial, que se da cuenta de los problemas y la angustia de este joven, al que ve también especial. Lo aborda, conversa con él y sin decirlo todo, queda claro que teme a ese otro joven, con el que Demian lo había visto un día en la calle.
Algo hace Demian, que el extorsionador desaparece completamente.
Y se establece un vínculo de amistad y admiración, que durará intermitentemente todo el libro.

Sinclair va creciendo y pasa por distintas fases. Ya dolescente, se mimetiza con sus compañeros y se transforma en un bueno para ir a tomar a las cantinas, emborracharse y hablar rudo. Baja sus notas y pasa a estar condicional en el colegio al que va en otro pueblo, adonde se trasladó a vivir a una pensión.
La imagen de una mujer, le afecta e inicia su transformación. Empieza a desearla y empieza a dibujar. Dibuja a esa mujer, pero resulta el retrato de Demian, su amigo al que admira y no ve hace tiempo. En ese cuadro ve intermitentemente a esa mujer, a Demian y a sí mismo.

Un niño menor lo aborda atribuyéndole condiciones que no tiene, pues algo ve en él. Sinclair siente un llamado a ir en cierta dirección que lo lleva a un edificio abandonado, creo, donde oh sorpresa, este niño se apresta a suicidarse. Y lo salva. Hesse incluye en esta historia este tipo de conexiones, llamados, que no siempre son referidos, pero que pienso todos tenemos.

Hermann Hesse
Más adelante entabla una amistad con un músico, del que escucha primero su música de órgano sonar en una iglesia. Le llama la atención la música y lo sigue a una cantina, donde lo aborda y terminan siendo muy buenos amigos. Se juntan en la pieza de este músico, que vive con su padre, donde contemplan por horas el fuego de la chimenea, en silencio. Conversan también de ideas no convencionales, como de creer en un Dios que incluye el bien y el mal, Abraxas.

Libro lleno de símbolos, capacidades y sentimientos fuera de lo común, en particular en casa de Demian y su madre, Frau Eva, de la que Sinclair se enamora profundamente. En casa, con un bello jardín y caballos, corre un río y asisten otras personas especiales, que es donde Sinclair vivirá sus mejores días de su vida.

El libro termina, cuando los vaticinios de Demian se hacen realidad y ambos, cada uno por su lado, deben ir a la guerra. Hesse publica este libro el año 1919, justo después de la primera guerra mundial.
Demian es herido y termina en algún hospital de campaña, donde en la cama de al lado, vuelve a encontrar, también herido a Demian.
Demian, por encargo de su madre, le da un leve beso en la boca a Sinclair, al que no verá más.
Hay rasgos homosexuales en este libro, tampoco muy claros.

Es la vida interior de un joven en su desarrollo lleno de todo lo que un joven vive, tantas veces en secreto, pues la verdad a nadie se las puede contar.
Por eso es un libro muy adecuado para jóvenes, pues en él podrían encontrar reflejos de sus propias íntimas experiencias.