domingo, julio 14, 2019

Libro Pensar en equipo de los hermanos Rodriguez Noé

Ellos son coach de equipos deportivos, en particular de hockey de equipos femeninos del Country Club de Santiago de Chile, de donde en alguna época de mi infancia fui socio. Se trata de los gemelos Pablo y Tomás Rodríguez Noé.

Este ejercicio de compartirte lo que a mi me pasó con el libro, lo que se me quedó del libro, me sirve para terminar de aprender lo que el libro a mi me aporta.
Insisto, esto no es un resumen del libro.

Esto que el libro se titule Pensar en equipo, habla de lo mental que es el trabajo en equipo, lo mental que es el deporte y en particular, el deporte en equipo.

Muchas veces vemos partidos y lo que buscamos es la maniobra, el gol espectacular, el túnel que un jugador le hace al otro; buscamos lo magistral de un individuo y obviamos el trabajo en equipo. Y es el trabajo en equipo lo que hace a un equipo ganar. Sino mira a Messi en la selección argentina; nada que ver con lo que es Messi en el Barcelona, donde es el trabajo en equipo lo que lo hace verse tan magistral.

Destacan estos hermanos la dimensión juego del deporte. A nosotros los humanos nos encanta jugar, lo hacemos desde pequeñísimos. Y nos gusta porque lo disfrutamos.
El buen jugador suele estar en sus mejores momentos, en el disfrute. Esta dimensión emocional es clave y es aquella dimensión que tanto nos cuesta llevarla a la empresa, cuando nos preocupa también, el trabajo en equipo.

No podemos, parece ser, tener el foco en el ganar; si es así, perderemos. Debemos tener el foco en mejorar, cada vez más, personalmente y como equipo.
Estos entrenadores, más que mirar tus defectos, miran tus cualidades. Y dedican su dirección en ayudarte a explotarlas al máximo y mejorarlas.

El equipo es un organismo independiente, es una entidad aparte de la suma de las individualidades. Para que se cree un equipo deben jugar mucho, deben entrenar mucho, en equipo. Y deben reflexionar juntos y deben tener encuentros sociales, con sus parejas y familias. Deben sentirse parte de algo que tiene un norte, un objetivo, un espíritu, que es de donde sale la intención.

Un buen entrenador está muy atento a lo que piensa ese equipo que entrena. No lo deja mirar siquiera al equipo contrincante, menos escuchar lo que se dice de ellos. Los enfoca en la acción minuto a minuto, pues es de cómo se desenvuelvan ahí, como resultará el ganar o no.
Y proponen dejar fuera, obviar la historia. Cada partido es una realidad nueva, muchas veces con gente nueva. Si te dejas influir por el pasado, por lo que dicen, curiosamente te afectará, y lo más probable, mal.

Me llamó la atención esta comparación que hacen entre el deporte en equipos, como el fútbol y la arquitectura. En la arquitectura, la preocupación es por la creación de espacios estáticos, donde las personas habitarán, se moverán, vivirán. En el deporte, el juego consiste en crear espacios en una dinámica en permanente cambio. El jugador que tiene la pelota tiene un espacio de maniobra y podrá percibir instante a instante, espacios por donde hacer circular la pelota, para en equipo finalmente hacer el gol. En el deporte, los espacios se construyen, se abren y cierran, según como la suma de jugadores se mueve.

Otra cosa que aprendí leyendo este libro, fue entender que cuando mi equipo tiene la pelota, somos todos atacantes y cuando la tiene el contrario, somos todos defensas. Nunca lo había visto así.

Otra comparación interesante que hacen los autores, es con la música. La armonía, es el pasado, la historia; y el ritmo es lo que dibuja el futuro. Las dos cosas están presentes, de otra forma, como técnicas, distinciones, en lo que se refiere a lo que opera como pasado y la dirección u objetivo, es equivalente al ritmo. Pero la gran cosa ocurre en el presente y es ahí donde debemos estar enfocados; completamente.

Debemos lograr jugar, tranquilos, en máxima alerta o máxima conciencia, ahí presentes, conectados con el equipo, capaces de ser audaces y atrevernos a hacer lo que surge como posible, desde la intuición, en muchos instantes, siempre con la intención muy presente.

Un libro que da pistas para mirar mi oficio personal de coach profesional con los equipos en las empresas, desde la mirada de los entrenadores deportivos. Un gran aporte.

Referencias:
Conversación con Pablo Rodríguez

viernes, julio 05, 2019

Evento 3xi del mundo del teatro, danza, cine y TV

Esta vez el encuentro es en la Casa Museo Santa Rosa de Apoquindo, que descubro tiene dos exposiciones permanentes, una de la chilenidad y otra de pintores chilenos.
Llego temprano y aprovecho de recorrerlas.

Nuestro evento será en una amplia sala en el segundo piso. La gente llega poco a poco. Pienso que por el partido de fútbol Chile-Perú, puede que la concurrencia se reduzca. Pero no es así. Me doy cuenta porque mi grupo de 9 personas, está completo.

casi todos los de mi grupo de trabajo
Hoy los asistentes son del mundo del teatro, danza, cine y televisión. Como siempre el grupo está conformado por personas diversas; incluso hay un empresario de la construcción, que tiene un pie puesto en temas de la cultura.

El trabajo de grupo parte con las presentaciones. Un grupo de completos desconocidos, al menos para mi, se va configurando, enriqueciendo, iluminando. Completado este proceso, el grupo ya se conoce y podemos empezar a conversar.

Cada persona hablará por turnos, reaccionando a la provocación de preguntas, tanto por el rol de sus profesiones en la realidad nacional y sus personales compromisos con ellos.

Me llama la atención un actor que dice que estudia y termina dedicándose al teatro, porque no quería dejar de jugar a medida que crecía. Y el teatro era una profesión donde se podía seguir haciendo algo parecido al juego. Un oficio que claramente disfruta y le apasiona.
Con el empresario al frente, especulábamos cómo podía introducirse el juego en la empresa, sin ocurrírsenos nada, me pareció a mi.

Otra dirige obras de teatro ejecutadas por jóvenes con síndrome de down, que nos ilustra de lo potente que es sacarle la voz a esos seres. Me lo imagino, pues recuerdo en un evento de Desafío de humanidad, en que Pedro Arellano ofrecía el micrófono a los que querían compartir la experiencia y no había forma de parar a los Down, que uno detrás del otro se subieran al escenario.

A mi me sorprenden los mundos en que las personas viven, tan diversos. Ellos conectados más con la sensibilidad, con actividades que ocupan el cuerpo y el ser con mucha más intensidad de la que yo vengo poniendo en acción. Tienen cosas que decirnos, quieren afectarnos, incluso quieren influir para transformarnos. Alguien dice, el arte es un elemento de transformación. Tomo nota de eso.

El mundo como que elude el arte, lo quiere sacar de los curriculums escolares. Siento en algunos la desazón, la pesadez, de un mundo que no los tiene en ningún pináculo. Como que los mirara en menos. Qué hacer, cuando desde los ojos de ellos humanizar el mundo, humanizar la empresa, es tarea imperativa, si incluso queremos salvar el planeta de la catástrofe ecológica que parece venir por nuestros descuidos y cegueras.

Hay algo que no vemos. Estamos ciegos de algún lado. Pero son ustedes, que en vez de quejarse y pedir y pedir, deben inventar la forma de hacerse relevantes, incluso rentables.
O no ?

La conversación es animada, intensa, brota del fondo del alma de cada persona que habla, hombre y mujer. El empresario tiene un importante rol que jugar, porque algo ya entendió y está aquí, dialogando, escuchando, muy atento.
Será quien hable al final, en representación del grupo, Y fue lo más acertado que hayamos hecho. Era una voz esencial en ese conglomerado.

Poner a las personas en estas dinámicas, de grupos de 9 personas con un facilitador (ahí estoy yo), a que primero se conozcan y después, conversen. Escuchándose, acogiéndose, urgando entre las problemáticas de los mundos propios, buscando vías de mejora y poniendo los compromisos arriba de la mesa.
Lo único que hace falta, es lo que sigue. Que de momento, me parece a mi, queda en las manos de las individualidades que se movilicen de mutto propio.

lunes, julio 01, 2019

Libro El juego de las organizaciones de Jaime Soto

Jaime Soto es chileno, de Osorno, Ingeniero Civil Industrial con Doctorado. Académico de la universidad de Santiago y con cargos directivos en la ACTI, asociación gremial de empresa de TI en Chile.

Su tema es la gestión del conocimiento, algo que está claro no se guarda en computadores ni discos duros, sino en las Personas. De ahí el potencial de las Personas y su importancia en las empresas.

Fuertemente influido por Fernando Flores y Humberto Maturana, ve la empresa como redes de conversaciones, donde la realidad no existe, sino observadores particulares válidos.
Creamos el mundo en nuestras conversaciones, que son un tejido imbricado de lenguaje y emociones.

La comunicación es central en la empresa y en la articulación del conocimiento. Las emociones son parte fundamental de lo que somos y tenemos que terminar de ver la empresa como una maquinaria y empezar a verla como redes de conversaciones con fuerte presencia de las emociones, que históricamente para los ingenieros, estaban invisibilizadas.

Jaime Soto mira a la empresa poniendo a la Persona en el centro, en el epicentro, de las organizaciones. Su potencial es aún desconocido y solo empezará a aflorar en las conversaciones grupales, en las conversaciones de los equipos de trabajo.
Necesitamos creatividad e innovación, habilidades demasiado aplacadas por nuestro sistema educacional. Basta ya de los liderazgos basados en la racionalidad en exclusiva y el autoritarismo, y miremos al ser humano en todo su potencial, siendo las emociones y la imaginación, partes sustantivas.

En las organizaciones atesoramos las transacciones, el monto de la factura de esa venta. Y descuidamos el conocimiento de cómo fue que ese vendedor o ese equipo de ventas, logró cerrar la venta. Es el descuido por el conocimiento, que es patrimonio de la organización, descuidado tantas veces.

En nuestra tierna infancia, aprender era un juego. A medida que crecimos, se fue transformando en algo serio, grave incluso. Y perdimos el emocionar del juego, tan clave en el aprender. Te imaginas recuperar eso y darle foco a trabajar en pegas que nos emocionen, que nos encanten, que disfrutemos. Son aspectos presentes en este libro.

Si miramos la empresa desde el prisma del conocimiento, observando cuales son las personas que más tienen ese conocimiento clave, estratégico y cuidándolas, para que estén a gusto y motivadas, con desafíos estimulantes. E inventar mecanismos de propagación de este conocimiento.

La empresa debe inventar permanentemente su futuro, acumulando con ello poder, y eso se logra a través de la conversación y las comunicaciones entre personas.
Para ello deben cultivarse valores relevantes, entre los que Jaime Soto destaca, la integridad, la autonomía responsable (sin confianza esto no es posible), la intimidad profesional y la reinvención mancomunada de las posibilidades.

El conocimiento es el oro del futuro y este reside en las personas, articuladas en equipos de trabajo, que mientras más afiatados se encuentren, mejor.
Fundamental en ello es la capacidad y la motivación por aprender, para lo cual la capacidad de escuchar es clave.

Hay mucha información en este libro de diversas metodologías de análisis e intervención en las empresas. Me llamó la atención la presencia en ellos, de la conformación de grupo de trabajo interdisciplinario, abocados a la innovación y la gestión de proyectos constructores de futuro.

Y en ningún caso ver a la empresa como un ente aislado, tanto de sus clientes, como de sus proveedores y otros actores con los que suele estar interactuando. Ojalá ellos formaran parte de los equipos de proyectos de innovación.

Un libro provocativo, que le aporta a la mirada de la empresa, célula fundamental de nuestro desarrollo económico y existencial.