Lucas Estrella es un argentino radicado en Chile. Influido por la cultura y espiritualidad oriental, que se concentró en las artes marciales y el trabajo interno; además es biólogo.
Escribió este libro, que es una joyita de breves textos, hechos para inspirar y hacer emerger comprensiones profundas, sabias, de la vida.
El guerrero debe conocerse bien, conectar con sus capacidades internas y con sus energías propias. Para ello debe cuidarse de no estropearlas, sino más bien cultivarlas permanentemente.
El guerrero se prepara, aúna sus fuerzas internas y externas, sus ejércitos, y va a la batalla.
En la batalla es flexible, dúctil, salta y se agazapa, se expande y se encoge, desorienta al enemigo, que ve a un contrincante multiforme.
El guerrero jamás se deja invadir por la ira, pues si lo hiciera se convertiría en aquello contra lo que lucha; sería igual a su enemigo.
Si le brota la ira, se retira. Necesita estar mejor preparado. Lo hará y volverá al campo de batalla.
El guerrero acoge a posibles discípulos, que quieren aprender de él. Está siempre disponible, acogedor, frente a las idas y venidas de su discípulo.
El guerrero forma, acompaña, pelea batallas con sus discípulos, para protegerlos, acompañarlos en sus procesos de aprendizaje.
Y terminadas las batallas, se retira en silencio, sin ni asomo de aspavientos.
El guerrero tampoco celebra las victorias. Es una destrucción de la que no hay nada de qué alegrarse. Fue necesario, pero a continuación ayuda a componer, a construir lo destruido, a sanar a los heridos.
Y después, se retira sin hacer ruido, sin dejar rastro.
Es muy interesante la perspectiva del guerrero para reflexionar sobre la propia vida. El libro está pensado para ser consultado con frecuencia, buscando respuestas a situaciones que a uno le van pasando.
Un libro que recomiendo e imagino en el velador de mis lectores.
Un muy inspirador libro Gabriel. La lucha de la vida con uno mismo. (JCD)
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