Ferdinand Von Schuirach, aparte de ser un connotado escritor alemán contemporáneo, es un abogado criminalista.
Este libro está conformado de 48 breves relatos, que son como pantallazos de escenas de la vida común y silvestre de cualquier ser humano.
Un preso espera su turno para ingresar a sala ante el juez. Fuma siendo que hay claros carteles que prohíben fumar. El gendarme que lo cuida lo mira y le hace un gesto hacia los carteles, que él ignora. Ante la insistencia le dice, qué vas a hacer, me vas a meter preso ?
Pienso que yo podría relatar el cumpleaños de ayer de mi madre que está cumpliendo 97 años, de una manera similar. Sería un relato de breves interacciones, cosas que me llaman de repente la atención y vuelven a mi memoria, como la conversación con Manuel, mi tío de sobre 90 años, que me dice que al estar quedándose dormido viaja al fundo Canadá, de nuestra mutua infancia, que él ha intervenido haciendo construcciones, caminos, puentes. Yo en cambio, solo voy a esa hamaca que está en el jardín, me acuesto en ella mirando a la casa, más arriba desde mi posición acostada, la laguna, y voy cerrando los ojos y me voy quedando dormido, relajado.
La mujer de un sencillo trabajador, lo engaña con un empresario. La cosa se va complicando y un día este hombre los pilla y mata al empresario. Contratan a un abogado de otro pueblo, de algún renombre, que se aloja en el mejor hotel y todos los días come langosta con arroz. Para la defensa lee a Heisenberg y Kant que desafían las ideas principales que tenemos de la realidad. La realidad no existe, solo existen perspectivas desde el observador que es cada uno. No recuerdo, lo más probable es que no, si esto le sirve para algo en las audiencias.Lars Gustafsson un escritor sueco. Escribe un libro titulado Los tenistas. Le han ofrecido un trabajo en Austin, Estados Unidos donde se transforma en un gran tenista. De hecho Gustafsson, a quien fue a escuchar el autor de este libro al pueblo Constanza, de Europa, mientras presenta el libro, lo aborda y lo invita a jugar tenis, cosa que acepta. Después se van a bañar y a comer; conversan. Le cuenta de una vez que va a un pequeño pueblo a presentar su libro y había solo un espectador, muy serio, sentado. Hace toda la presentación solo para esa persona, la que al final le aplaude. Finalmente se para y pasa a ser el siguiente expositor, que pasa adelante a hacer su presentación. El autor se va, mira a una mujer en el balcón de su hotel. Está desnuda y de repente un hombre emerge por la ventana, la toma de los pechos y ambos entran a la pieza, ella sonriente.
Un hombre bien trajeado pide el precio para su almuerzo, de los médicos a la cajera de la cantina del hospital, donde los productos tienen un precio inferior para los funcionarios del hospital. La mujer lo mira con extrañeza pues no lleva ninguna indumentaria de los funcionarios. Vengo a dar una charla de urología, le dice. Ella sospecha que es otro loco del lado de psiquiatría. Se empina y ve que lleva zapatillas de tenis. Le niega la solicitud hasta el final. Después lo verá en una pantalla a la entrada del hospital y lo busca en Wikipedia, donde cuentan que suele usar zapatillas, por razones de salud. Ella termina persistiendo que no se ha equivocado.
Suma y sigue. Un libro ameno, muy adecuado para salas de espera, en vez de los reels de Instagram.