martes, febrero 18, 2025

Entrevista a Soledad Mujica

La veo por primera vez en la cafetería del Hogar donde reside mi madre, a la que visito periódicamente.
Se ve más joven y tiene algo distorsionado en la expresión, en la cara.
¿Quién es? le pregunto a mi madre. Es la Soledad, me dice, llegó hace poco y tiene ELA.

La abordo un día, en que me iba yendo y ella venía entrando en su silla de ruedas empujada por su cuidadora. Le doy la mano, me presento; nada mas. La miro con detención. Algo en ella me impresiona.
Claramente era una mujer atractiva, pero las cosas de la vida, a veces te tumban. Ella era un caso.
De repente, en la vida, te viene una enfermedad, como el ELA y no tienes más que asumir.
Uh.

Otro día, la llamo desde la pieza de mi madre y consigo pasar a verla en su pieza, justo cuando la están acostando (lo hace con ayuda), a las 7 de la tarde, que es la hora en que la cuidadora se va.
Ahí vi una foto de ella antes de la enfermedad. Una mujer bella.

Ahora estamos sentados afuera de la cafetería, en un día de verano, no muy caluroso, en que ella ha aceptado ser entrevistada por mi.

Mujer de 68 años (yo tengo 73 recién cumplidos).
Se llama Soledad Mujica H.
Estudió con su hermana, dos años menor, en el Santiago College.
Me dice que siempre fue matea y medio gansa, quizás por el miedo y el dolor de tener ya a sus padres separados. Tendría que apechugar, pues tiene inserto en su mente desde chica, de nunca depender de un hombre.

Su padre fue Jorge Mujica, un Abogado que nunca ejerció, pues se fue a administrar un campo de la familia, en Las Cabras, comuna de Colchagua, cerca de Santa Cruz.
Su madre, Marta, dueña de casa, murió de ELA. Por eso piensa que su enfermedad es hereditaria.

Hace completa la carrera de Artes en el Bellas Artes de la universidad de Chile.
Después estudia una segunda carrera, Diseño, en la Universidad Católica, completándola también.
Le fascina y siempre le ha fascinado estudiar.
Se declara una artista.

Se casa a los 21 años con Pancho, en una ceremonia con cuatro sacerdotes, parientes por lado y lado.
Tiene con él a sus únicas dos hijas, la Sole y la Teresita.
Viven en el campo. Él aparte de administrarlo, es martillero en los remates de ganado del Tattersal.
La relación se quiebra por su alcoholismo y afición por las mujeres.
Se decide a separarse cuando sus hijas tenían 3 y 7 años.

Trabajó en Procter & Gamble 6 años, como Secretaria del gerente general.
Después en el Toronto Dominion Bank, de Canadá, como Secretaria del presidente del banco. Aquí estuve dos años, dice.

El año 2003 se casa en segundas nupcias con el ingeniero e informático de origen alemán, Paul (Pablo) Grollmus, con estudios universitarios en EEUU.

Forma una empresa de partes y piezas industriales.
Vende internacionalmente, siendo uno de sus clientes, Codelco.
Con él tiene una vida muy próspera, en que se desplazan viviendo primero en EEUU, Atlanta primero y luego Cleveland, como 28 años en total y después en Europa, vivirá en Hamburgo, Bolonia, Italia y Praga. Se cambiaban de ciudad según lo que requería el negocio.

Le diagnosticaron ELA el año 2010, cuando vivía en EEUU.
El Alemania empezó a caerse en las escaleras automáticas y terminó en silla de ruedas.
Su marido empezó a desaparecer. La dejaba sola y se iba a viajar. Empezó con las mismas de su marido anterior, a darle al trago y a las mujeres. Se enteró que mantenía a una mujer en Venezuela.
Había dejado a sus hijas en Chile, con su ex marido y bajo el cuidado de su abuela.
Se divorcian, se reparten los bienes y ella embala su casa en un container, después de venderla y llega sola a Chile el año 2019.

Se compra un buen departamento.
Una de sus hijas hace un postgrado en Economía y tiene un buen trabajo en la actualidad.
La otra trabaja en EEUU en la Coca Cola y es especialista en energías sustentables.
Con el ELA bastante avanzado en Chile, un día enferma de neumonía y Covid y termina hospitalizada 10 días en la Clínica de Los Andes.
Vive en su casa con dos empleadas y dos enfermeras; un censo.
La decisión de internarla en este Hogar fue de sus hijas, con la ayuda de sus amigas.
Recuerda que cuando llegó aquí, en junio del año pasado, lloró dos semanas completas, encerrada en su pieza.

La abordaron las que serían sus amigas inseparables de aquí y se activó.
Fue ella la que armó un grupo, gracias a su poder de convocatoria, que en la actualidad son 12 y empezó a inventar cuanta actividad se le ocurría.
Las transporta al Instituto Cultural de Lo Matta, a clases de Historia de Chile.
Organizó para todo el recinto, la celebración del año nuevo.
Organiza los cumpleaños de cada una de las 12 y suelen irse a celebrar a otro lado, para lo cual contratan varios taxis, con todos los implementos para el traslado con sillas de ruedas.
Las lleva en grupo a almorzar al Mall aquí cerca.
Organizó un grupo que leen juntas libros y los comentan.
Le dicen la presidenta.
Dejó de dolerse por la enfermedad que tiene y opera como si estuviera sana; siendo que su movilidad en la actualidad es limitada.

Lectora empedernida y estudiosa de cuanto curso se le cruza.
Hizo un postgrado en Historia del Arte en la Adolfo Ibáñez; fueron 3 años y se tituló.
Después hizo un Diplomado en religiones, por un año.
Aprendió alemán, cuando vivió en Alemania, en un curso de 400 hrs (dice que habla y lee en alemán).

Llegó atea aquí y hoy asiste regularmente a la liturgia, convencida por sus amigas, así que podría decir que es católica. Dice que le hace bien ir. Le toca leer en voz alta a veces.

Una mujer que ha tenido una vida intensa, golpeada por la vida con su enfermedad que la ha arrojado a este lugar, en que hoy es una locomotora, que tira para arriba con todo y donde despliega su poder de convocatoria con este grupo que ha formado de 12, que no paran.

martes, febrero 11, 2025

Libro Miedo en Chile de Patricia Politzer

Se trata de 14 entrevistas a personas del más diverso espectro, en la época de Pinochet, realizadas por la periodista Patricia Politzer.
Hay historias tremendas, como la primera y la última y varias entremedio.
Hay gente desconocida y tres son para mí conocidos: Andrés Chadwick, Manuel Bustos y Moy de Tohá, la viuda del ministro de Allende, José Tohá. Y madre de la posible candidata a presidenta de Chile, Carolina Tohá.

Blanca, es una campesina que vive cerca del pueblo de Entre Lagos, en la vecindad de Osorno. Casada y con varios hijos chicos cuando van sucediendo las cosas.
A su marido que entendía de madera y árboles, lo contrata un hijo de puta, que nunca le cumple lo que le prometió cuando lo enganchó. Terminaron en la miseria, con los niños andando en el frío a pata pelá.
Azuzado por su mujer Blanca, empieza a reclamarle al patrón. Ahí es cuando entran los pacos, que se lo llevan preso por revoltoso.
Terminan yéndose de vuelta a su casa y viene el golpe. Muy prontamente los toman presos, a los dos y a otros tres de por ahí cerca y esa misma noche los ejecutan en un puente colgante, sobre el río Bueno.
El tipo que le tocó a ella, no le funcionó el arma, así que le pegó un fuerte culatazo y la mandó de una al fondo del río. No murió; logró salvarse.
Su vida de ahí para delante es atroz, pues su miedo es tremendo y se lo pasa escondida, angustiada por los hijos que dejó de 6 años para abajo.
Lo más importante de la vida para Blanca fue cuando Allende, sin conocerla, la nombra alcaldesa de Entre Lagos.

Muy ilustrativa es la historia de Francisco, un empleado de la industria textil Oveja Tomé, en Tomé.
Primero vino el golpe y los militares irrumpieron mientras trabajaban ese 11 de septiembre, causando importantes destrozos, buscando armas y se llevaron al interventor que administraba la empresa en ese tiempo y a todos los con cargos o reconocimiento político. A muchos de ellos no los vieron más. Tampoco encontraron armas.
Después vino la política económica de los Chicago boys y la entrada de competencia china más barata. Y la empresa quebró. Tomé se transformó en otra cosa de lo que había sido. Fue devastador y la miseria, la impotencia y el miedo duró por lo menos una década. Durante este periodo le tocó ser elegido dirigente sindical, en la época de Pinochet.
Vida muy dura, no solo de él, de todo un pueblo, que colapsó por las políticas económicas del gobierno.

Conocí en este relato la historia de Manuel Bustos, dirigente sindical obrero demócrata cristiano. Ocurrido el golpe fue tomado preso y terminó en el Estadio nacional. Por qué estoy aquí, le preguntó a un milico; “por huevón”, le contestó este.
Cuando lo apresaron era presidente del sindicato de obreros de la empresa Textil Sumar.
La violencia y el maltrato en el Estadio Nacional es sorprendente.
Lo liberan, vuelve al trabajo. Lo quieren pasar de obrero a empleado, para que deje de ser dirigente sindical obrero. Ese cambio le significa un aumento de sueldo no menor. Rehúsa; quiere seguir defendiendo los intereses de los trabajadores.
Iba y venía a la cárcel. El maltrato no deja de impresionarme; maltrato gratuito.
Fue un líder sindical de fama internacional. Le tocó ser exiliado y organizar actividades fuera.
Un hombre leal a la gente, de principios y valores. Un gran hombre de nuestra historia, me parece a mi.

Y para terminar, otro caso que me impresionó, es el de la mujer del ministro de defensa de Allende, José Tohá, Moy de Tohá. Su nombre es Victoria Morales Etchevers. Osea, fueron cercanos a los militares, que lo trataron después, como las weas, hasta que murió preso, en los huesos.
Muy rápidamente terminó en la isla Dawson, al borde del estrecho de Magallanes. Habían estado presentes cuando un particular se la donó al ejército, tanto José Tohá como su mujer. Sabían lo inhóspito que era el clima en esa zona.
Habían sido socialmente “amigos” antes; se visitaban socialmente. Moy fue a hablar personalmente con Pinochet, el tío Pinochet, le decían sus hijos y a gritos aceptó que mandara una maleta a su marido, que irían a buscar a su casa.
Enferma José Tohá y termina hospitalizado en Punta Arenas. Para allá parte Moy y con mucha dificultad logra visitarlo en su pieza. No podía creer el estado en que estaba; lo flaco que estaba. Y eso que era de contextura delgada y muy alto.
Empeora y los trasladan al Hospital Militar de Santiago. Logró verlo por tiempos cortos, siempre con un milico parado al frente.
De aquí no salgo, le decía a Moy; me matarán. Y así fue.
Qué onda los militares; tanta crueldad, tanta brutalidad. ¿Será qué están formados para obedecer y no pensar ? Serán por lo tanto seres primitivos, peligrosos, de los que tenemos que tener cuidado siempre ?

Bueno, un libro agotador, pero iluminador de un Chile que uno no conoce. Y debiera conocer.
Agradezco a esta valiente periodista, Patricia Politzer, por el buen trabajo realizado. Puedo decir que ahora conozco un poco más Chile y se me instaló la inquietud de cómo será en el día de hoy. ¿Será cierto qué se avecina otro estallido social, como me dice un amigo?

miércoles, febrero 05, 2025

Libro Libro de la pasión de José Miguel Ibañez Langlois

Libro en verso de la muerte en cruz y resucitación de Jesucristo.
Todo fluye distinto cuando es en verso. El lenguaje se transforma y transforma lo que se percibe.
Jesucristo, ese hombre que vivió cuando comenzó nuestro calendario. Y vivió tan solo treinta y tres años. Por Dios, que poco.
Organizó su pequeña cofradía con doce pescadores, hombres simples, que con dificultad entendían lo que les decía.

Los invitó a seguirlo. Los invitó a dejar de pescar peces y a pescar hombres. A crear una iglesia.
A propagar una nueva nueva. La del cielo, la del amor como epicentro de toda la existencia.
Donde empieza a remover la cosa es cuando empieza a dar a entender que él es Dios mismo. Un rabino destacado, iluminado, te creo, pero andar insinuando que él es la divinidad misma, es otra cosa. Y por lo tanto el rey de todo.

Los milagros te van dejando turuleco. Sana enfermos, de todo tipo de enfermedades. Hasta a ciegos hace ver. Pero para más remate resucita personas.
Cuánto de todo esto es verdad y cuánto es mito, es la pregunta que me hago.
Incluso multiplica panes y peces, convierte agua en vino de calidad.
Se junta con pecadores y sana gente en día sábado, algo completamente prohibido en las leyes religiosas del lugar.

Pues, se empieza a transformar en una verdadera molestia para el poder imperante. Quieren silenciarlo, expulsarlo, eliminarlo. Y empieza a gestarse el plan asesino, leyes mediante.
Los judíos no están autorizados a matar a condenados. Solo los romanos pueden hacerlo. Por eso Jesucristo pasa del Sanedrín, a las manos del gobernante romano, que si puede mandar a alguien al cadalso.

Lo que me remece el alma, me conmueve, es la crueldad del trato que le dan a Jesucristo. Azotes, patadas, le tiran excrementos, orina, escupitajos. Los azotes son en tres turnos; lo dejan absolutamente pal gato. No sé como se mantenía en pie. Bueno, se caía, pero volvía a levantarse.
Le ponen, no, le clavan una corona de gruesas espinas y luego le plantan una cruz de madera de 70 kgs en la espalda, para que la cargue los 500 mts de la ruta al monte del Gólgota.
Cuando ya no da más, pescan a alguien del público, Simón de Cirene, y será él quien cargue la cruz el último tramo.

Lo tiran sobre la cruz en el suelo y le clavan manos y pies. Qué dolor por Dios.
Luego lo levantan y fijan en un hoyo en posición vertical. Lo amarran también un poco, no vaya a rajarse y caer.
El tormento debe haber sido fenomenal; máximo.
Los gustos que tenía la gente en ese tiempo. Crucificaban bastante, entiendo.

Se demora en morir. Tiene un encuentro visual con María, su madre, que lo acompaña todo el tiempo, junto a Magdalena. La poesía de José Miguel Ibáñez enciende estos momentos, como momentos culmines de la historia de la humanidad.
Lo mismo con un centurión, que vio la conversación entre Jesucristo y el bandido que lo reconoce, que cree que él es quien dice ser. Y ve como Jesucristo pide a Dios por quienes lo están matando.
Nunca había visto nada igual y vive una transformación mayor.

Pero lo más increíble, es que Jesucristo después de pasar un día completo muerto, solo en el universo. Después de haber tocado fondo, cuando sintió el abandono de Dios, su padre. Termina en una tumba, en una cueva, bien sellada con gran roca.
Y resucita, mueve la roca y sale a encontrarse con sus discípulos.
El que cree, cree; el que no, ve una fuerte historia de la mitología de la religión cristiana.
Un libro más bien para creyentes, que toca muchas fibras humanas, por el hecho de estar escrito en buen verso, de este excelente escritor que es José Miguel Ibáñez Langlois.