lunes, noviembre 03, 2025

Fray Marcos: desmontar las ideas de Dios y volver a la experiencia viva

Hay frailes que cocinan en televisión, y frailes que cocinan ideas. Fray Marcos, dominico español, pertenece a los segundos —aunque, como buen dominico, sabe que la mejor teología se hace con fuego lento y pan compartido.  

En varios de sus videos —tres que vi con atención— me encontré con un discurso que corta fino, sin miedo, y que invita, más que a creer, a *despertar*.  


Hablar de Dios, ¿un sinsentido?

Fray Marcos parte con una provocación: *“Hablar de Dios es un sinsentido.”* 
Dice que la única charla coherente sobre Dios sería la de un ponente que guarda silencio todo el rato. 
Porque todo intento de definirlo es reducirlo, empobrecerlo, idolatrarlo. 
El problema no es Dios, sino **la idea** que nos hemos hecho de Él.

Durante 145 mil años —recuerda— fuimos parte de la naturaleza, sin separarnos de ella. 
Solo hace cinco o seis mil años inventamos “la idea de Dios”. 
Y con ella, la gran trampa: **las religiones** necesitaron ídolos, templos, mediadores, estructuras que sustituyeron la experiencia viva por la creencia.  


De la idea a la experiencia

“La Biblia es un fósil de narraciones de experiencias pasadas”, dice. 
No palabra de Dios, sino memoria de hombres y mujeres que *experimentaron* lo divino dentro de sí. 
Nosotros —advierte— hemos confundido el fósil con la vida.  

“Dios hizo al hombre a su imagen”, dice el Génesis. 
Pero Fray Marcos se pregunta:  

        ¿No será que nosotros creamos la idea de Dios a nuestra imagen?  

Desmontar los ídolos no es herejía; es higiene mental. 
El llamado es: **atrévete a pensar, a cuestionar**. 
La crisis de la Iglesia —sostiene— no viene del mal del mundo, sino de su propio silencio: su mensaje ya no llega ni a los jóvenes ni a los educados.  



La evolución del pensamiento

Hace un repaso de maestros de la sospecha:

  • Galileo, nos enseñó a desconfiar de los sentidos.
  • Descartes, a dudar de todo.  
  • Freud, a descubrir la vastedad del inconsciente, ese 80 % oculto bajo el agua.  

Y en esa hondura —dice— hay que buscar a Dios: *dentro*. 
No en las alturas, no en los libros, no en los dogmas. 
Libérate de las ideas de Dios que traes.

Jesús, para él, es el ejemplo supremo de un ser humano que **realizó el potencial divino** que reside en todos. 
No un dios que descendió, sino un hombre que ascendió a su plenitud.



De Jesús al Cristo

Fray Marcos distingue con nitidez:

  • Jesús sirve.  
  • El Cristo divinizado es adorado.  
  • Jesús pone el foco en su mensaje.  
  • El Cristo glorificado, en sí mismo.  

El salto del hombre Jesús al ser divino fue —dice— “un abismo”. 
Y en ese salto, el cristianismo perdió el centro. 
Pasó de la fe de Jesús en Dios, 
a la fe en Jesús como Dios.  

Pablo —ese genio que nunca conoció a Jesús— fue el gran arquitecto del cristianismo posterior. 
Sus cartas, escritas veinte años después de la crucifixión, fueron las primeras piedras. 
Los evangelios vendrían cuarenta o setenta años más tarde. 
La mitología del Cristo glorificado, “lenguaje para lo inexpresable”, sustituyó la vida sencilla de aquel hombre que nunca escribió nada, ni quiso fundar una religión.  


La clave es ser

Fray Marcos insiste:  

        Hay que pasar de un sistema de creencias a una forma de vivir.  

La prioridad no es la doctrina, sino la experiencia interior, aquí y ahora. 
El presente es el único templo. 
Y la llave de todo —dice con una serenidad desarmante— es ser.  

No hablar de Dios, sino vivir desde Él. 
No adorarlo, sino encarnarlo. 
No rezarle, sino respirarlo.  

Tal vez, pienso, Fray Marcos no está derribando a Dios. 
Está quitándole las paredes al templo. 
Y cuando eso ocurre, la brisa entra —y, con ella, algo que podríamos llamar Dios… o simplemente vida.  


Referencias
Video1
Video2
Video3

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