Algo estalló, sin duda. Y eso que estalló puede verse como energía humana que estaba en algún lado acumulando presión.
Y estalló con extrema violencia, aparentemente fuera de control.
Por lo menos, los mecanismos que teníamos diseñados como sociedad para protegernos de estos desbordes, no han sido capaces de copar con ellos.
La situación es altamente inestable.
Qué pasó ? es la pregunta que todos intentan responder.
Si sabemos responder esta pregunta, pensamos, nos permitirá lidiar con ello con eficacia.
Una cosa que veo con claridad es un deterioro moral transversal creciente que hemos venido viviendo desde hace tiempo en Chile.
La institución de la iglesia, guardián histórico de nuestra moralidad, empieza a mostrar su propia inmoralidad con los abusos sexuales, que no han sido en pequeña escala. Pero lo peor es lo que lo jerarquía hacía con ellos; los escondía; sin castigar en forma ejemplar a los culpables, e incluso ignorando descaradamente a los afectados.
Por eso, en esta crisis, es tal su falta de autoridad en su histórico reino de la moral, que han guardado total y completo silencio.
Después viene el mundo empresarial, con sus delitos gravísimos y una justicia, que casi siempre los salva, o incluso la pena que les da es ir a clases de ética.
Ello en contraste con el trato de esa misma justicia, a un ladrón de gallinas, o a un pirata de CDs; cárcel.
Los políticos, esa clase social a esta altura, que cuida con garras y dientes, sus privilegios y conquistas, financiada por estos mismos empresarios muchas veces inmorales, para que hagan leyes a su pinta y conveniencia, ya claramente demostrado y al final sin discriminación de sector político.
Y sigue con los robos en el ejército, carabineros, el fútbol (quien iba a pensarlo; alguna vez pensé que era lo único que iba quedando incólume), en definitiva cualquier persona con poder burocrático.
Se fue acumulando rabia, ira, furia. Hasta que un día, algo encendió la mecha. Un ataque concertado a demasiadas estaciones del Metro, hizo reventar el dique de la furia.
Tenemos una fuerza, mal preparada, con inteligencia, al parecer inexistente. Qué lo ha hecho tan mal, que las posibilidades de maniobrar son .. Los he venido viendo como espantapájaros, de esos que se supone espanten, que no lo están haciendo, nada; o casi nada.
Y para más remate, un presidente, que si se pusieran las leyes que necesitamos anti todas las cosas que han pasado, debiera ir preso. Es un bandido más.
Estamos en una especie de tormenta perfecta.
Estamos en un momento de relativa, sí, relativa calma; gracias al verano y a un pacto encaminado a crear una nueva Constitución, si es que en referéndum en abril se aprueba.
Pienso que lo que veníamos siendo, ya no podrá seguir siendo. “El modelo” tendrá que cambiar.
Pero no tenemos el modelo que queremos, claramente.
El desafío más grande que tenemos por delante es de diseñar, inventar, un nuevo modelo. Ello incluye, en forma parcial, a la nueva Constitución.
Harari diría que necesitamos un nuevo relato.
Lo hemos hecho muy bien en el plano material. Hemos inventando cuanta cosa, que nos han hecho la vida mucho más sencilla, siendo quizás un aspecto pendiente el hacerla accesible para todo el mundo. Hemos descuidado claramente el reparto o la distribución equitativa.
Donde no lo hemos hecho nada de bien, es en el plano de la interioridad. Nuestros aspectos éticos y morales, especialmente en las capas superiores y porque no pensar que todo a través, se han deteriorado enormemente y explican quizás esta crisis.
Un amigo me decía que hacía falta una nueva utopía, una nueva religión o revivir alguna, o muchas, que se nos han ido de las manos. Y yo que ando hablando de niveles de conciencia, en la idea que lo que viene es un salto de conciencia, para lo que no existe una escuela que yo conozca, quizás manoteos por aquí y manoteos por allá. Y quizás un buen terremoto que nos saque o nos remezca suficiente, hará emerger esa nueva conciencia. O quizás es algo que traen los jóvenes, pero como son .. no han sabido articularla y plasmarla en, como decía, algún nuevo relato.
Yo soy de los que piensa que tenemos que ir hacia adelante y no buscar soluciones pasadas que ya demostraron ser inadecuadas para el momento presente. Dieron lo que podían dar o no dieron mucho, que ya fueron. Nos toca inventar algo nuevo, que muchas veces he pensado es un capitalismo re acondicionado, humanizado, o quién sabe qué.
Nosotros tenemos dos tsunamis en este momento pasando, aparte del estallido social, como lo hemos llamado. Una es la crisis climática, que nos tuvo mirando con atención a la Greta Thunberg y otra, la revolución tecnológica del Big Data y la Inteligencia Artificial.
Este mundo tecnológico trajo la Internet, un medio casi completamente libre, por lo menos por estos lados del mundo. Y su mundo de grandes imperios, con sus plataformas gratuitas, lechando y haciendo negocio con los datos de nuestros comportamientos.
Y el mundo libre del open source, que es toda una revolución colaborativa, de la no propiedad intelectual y el compartir, que sufrió sus primeras confrontaciones entre Napster y las discográficas. Algunos la llaman la cultura hacker.
De alguna parte va a saltar la liebre, de lo nuevo que viene, porque a mi, a nosotros, parece no nos está dando el ancho, de la creatividad.
Lo único que sé es que inventar el futuro es un trabajo colaborativo y quizás por eso le tengo tanta fe a los grupos que logran crear espacios de confianza y apertura para conversar.
Por eso, de momento, el periscopio bien alto, atentos, para que no se nos vaya a pasar la micro, que muy posiblemente venga de los jóvenes o de las mujeres.
Y todo esto pasando cuando la ciencia y el espíritu se han tropezado en los experimentos de la física cuántica, en que la conciencia está distorsionando los resultados.
Aquí comparto mis impresiones y reflexiones sobre temas relacionados con el coaching profesional, que es mi actividad principal, libros que leo y otras menudencias, como una forma de compartir y propagar la conversación que estos temas generan
jueves, febrero 13, 2020
Qué veo yo que está pasando con el estallido social
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deterioro moral transversal de las Instituciones ! no a todo nivel.
ResponderBorrarlos jovenes pegados a sus pantallas veian en silencio la degradacion de la vida de los abuelos y padres y actuaron! tambien hay una crisis generacional hijos cansados de ver los abusos a sus familias. esto es ya un renacer.. no estaban.ni ahi.
los jovenes absorbian rabia y frustracion. y despertaron.
Pienso que además ha habido un deterioro de los valores en nuestras propias familias. El respeto por los padres, hermanos, nosotros mismos hemos sido permisivos tolerando las faltas de respeto en nuestras familias, hay hijos que roban a sus padres o hermanos para comprar drogas, la misma educación que se la deja a la entera responsabilidad de los colegios, defender a nuestros hijos aunque hayan hecho las barbaridades mas grandes. Donde quedaron esos almuerzos o cenas familiares donde se compartían este tipo de temas de una manera sutil pero con fuerza. Hoy cada uno como en su pieza viendo la tele o jugando un juego. Nuestras propias faltas de ética al no pagar el total de las imposiciones a nuestros empleados, o pedir descuentos a cambio que no nos den boletas... En fin, no echemos toda la culpa a los demás y mirémonos hacia adentro. Lo hecho, hecho está!, sin embargo podemos empezar a cambiar cada uno de nosotros con la esperanza de cambiar nuestra sociedad.
ResponderBorrarEl Sabio según Confucio
ResponderBorrar“Las cuatro cosas de que el Maestro estaba exento: carecía de idea (privilegiada), de necesidad (predeterminada), de posición (fija) y de yo (particular). (Lunyu lX, 4)
1. No supone nada como idea establecida
2. No proyecta nada como imperativo que deba realizarse
3. No se inmoviliza en una posición fija (se adapta de acuerdo a las circunstancias)
4. Sin yo, con una perspectiva abierta que coincide con la totalidad del proceso
(F. Jullien “El Sabio No Tiene Ideas)
Siguiendo el orden de los tres Centros de vientre, pecho, cabeza propuesto por R. Steiner, a partir de la tríada de la Revolución Francesa:
ResponderBorrarLibertad de consciencia, en la cabeza
Igualdad en lo jurídico, en el pecho
Fraternidad en lo económico, en el vientre
Muy bien presentado, necesitamos un nuevo modelo de sociedad
ResponderBorrarCoincido con tu análisis Gabriel y con tu propuesta de estar atentos a lo nuevo y al futuro. Tal vez esté desarrollándose una nueva espiritualidad si es que se trata de una momento pre-civilizatorio. Un abrazo.
ResponderBorrarEstimados, todos queremos y hemos dado una explicación sobre el porque del estallido social, pero lamentablemente, nadie a podido ser coherente y el motivo es porque no existe una explicación humana y terrenal, la respuesta esta en el mundo espiritual, pero como nuestra sociedad a perdido todo contacto con lo espiritual como bien lo dice Gabriel, no podemos dar una respuesta. La humanidad solamente es un cifra, somos Datos para las grandes corporaciones, ellos nos dictan que es lo que debemos comprar o comer y las familias se han convertido en los Simpson, es tanta la maldad por parte de los Gobiernos que han sacado leyes que han socavado el núcleo familiar y los empresarios por otro lado con una avaricia insaciable, que ha permitido que se abra un portal dimensional lleno de maldad que está inundando al mundo, el hombre y la mujer han cambiado, tienen un nuevo carácter, lo vemos en nuestra propia familia, vecinos, amigos, etc. Los tiempos están más cortos, las 24 horas ahora son 16. Estimados, somos la generación que está en primera fila, en platea, observando lo que está pasando delante de nuestros ojos y sentidos, hasta que seamos nosotros mismos tocados de una forma inexplicable. Lo que está sucediendo está escrito en las instrucciones de uso con que el hombre fue creado, favor leer 2° de Timoteo, capitulo 3, la única respuesta infalible está en el libro de los libros, La Biblia.
ResponderBorrarQuerido Gabriel, magnífica reflexión que nos lleva a cuestionamientos acerca de la vida y de la muerte. Muerte a todo lo fue, para un renacer colectivo, donde cada uno aporte con un sentido de trascendencia. El desarrollo de nuestra espiritualidad, queramos o no, nos llevará a un buen desenlace. Ojala logremos esa masa critica.
ResponderBorrarSsludos,
Alicia
Por mi parte solo quisiera agregar que creo que en nada ayudan las simplificaciones que se hacen cuando afirmas que "el presidente como un bandido más debiera estar preso". Es el tipo de simplificaciones que se hacen eco de historias sin fundamento, que hacen crecer la bola de nieve del enjuiciamiento general, en que supuestos ciudadanos ejemplares e impolutos apuntan con el dedo a la casta superior que abusa de ellos. Mirar no solo la paja en el ojo ajeno, sino también la viga en el propio ayudaría a salir de la crisis en que estamos.
ResponderBorrarHola Gabriel.
ResponderBorrarUn país que durante 30 años, sus mejores años de existencia, que logra sacar a millones desde la pobreza -reduciéndola de caso 50% a menos de 10%- donde el 25% más pobre aumenta sus ingresos en más de 400% y el 25% más rico sólo lo hace en un 200% -disminuyendo la desigualdad- tiene la clásica crisis de ingresos medios, agudizada porque durante los últimos seis a siete años el crecimiento de la economía ha sido mediocre -debido a decisiones políticas nefastas- y cuando ello ocurre el de abajo siente con mayor fuerza como el arriba sube y el estanca. (Esto no ocurre cuando un pais crece)... A lo anterior suma que ciertos consensos dentro de la clase política se rompieron, y se rompieron porque en la era de las instantáneo los jóvenes creen en los milagros, se les ha vendido que son sujetos de derechos que un dios (en el que no creen) les regaló, y que por lo tanto basta con pedir que baje maná del cielo.
En Chile existe hoy un quiebre de Elite. La narrativa de izquierda radical ha cubierto el escenario, y los antiguos socialdemócratas sacaron como adolescentes las recetas más viejas. Mientras que en su comodidad "científica" la derecha no ha sabido defender las virtudes de un sistema que en los grandes números es exitoso, y más exitoso aún si se le compara con los países de esta parte del mundo.
Todos hablan que los grandes números están bien, pero los números de cotidianidad están mal. En una economía de mercado se producen desequilibrios y es el Estado el llamado a suplirlos, ergo, si existe un estamento que está al debe después de 30 años, este es el Estado que administran los políticos, Ëste está coptado por "sindicatos" de la mediocridad en los frentes más sensibles para la población educación y salud con profesionales que no dan el ancho.
La clase política ha pecado de cobardía para enfrentar los problemas más graves, hace 20 años ya se sabía que ahorrando 10% en un mercado laboral presionado por la inmigración creciente no alcanzaba para financiar pensiones de personas que vivirían más de 20 años tras jubilar... ...y no hicieron nada, el único ajuste fue la mal llamada pensión básica solidaria (para quienes no aportaron para su jubilación) y que no es más que un bono de regalo para la tercera edad (que concordamos entre todos que debía darse, pero que jamás debió ser presentado como monto de una pensión porque no lo es).
Ni hablar en seguridad ciudadana, donde ni los cambios institucionales ni el aumento de recursos han logrado modernizar a las instituciones correspondiente, que además en el caso de Carabineros hemos visto casos de corrupción a vista y paciencia de las autoridades civiles, que prefirieron recibir sobresueldos desde la institución que fiscalizarlas.
Por lo anterior es extraño que la población se haya comprado el cuento de la nueva constitución, vendida desde la clase política, la misma que está al debe, y que seguramente, como lo hemos visto en estas semanas, intentarán monopolizar el proceso y hacerse un traje a la medida de los políticos que descubrieron que vivir de los problemas de todos, en vez de solucionarlos les era muy rentable. (No se si han visto el ofertón de derechos del grupo "rechazarparareformar", de RN, da pena ver a amantes de la libertad en la sociedad civil buscando más Estado para ellos.
La promesa no es de un país más rico, sin garantías de estado de derecho y de la propiedad privada no hay nuevas inversiones, no hay nuevos trabajos, no hay mejor educación, ni salud, ni pensiones. Estamos en un zapato chino y deberemos motivar que cada chileno evalué lo que piensa que es mejor para él: Una sociedad que abre oportunidades o ser mantenido por un estado cada vez más pobre (nunca para sus dirigentes que saben profitar de él).