domingo, julio 31, 2022

Libro El apego de Inés Di Bártolo

Inés Di Bártolo, doctora en psicología, de nacionalidad argentina, es una estudiosa de las relaciones de apego de la primera infancia. La relación entre el infante y su más próximo, que puede ser la madre, el padre, la abuela, quien sea.

La calidad de esta relación, de este vínculo será determinante para el desarrollo posterior.
El niño, la niña, en el mundo, sufre experiencias dolorosas, de miedo, de terror, de dolor. Necesita ir a alguien, donde se tranquilice, se regule, se estabilice. Luego de lograrlo, vuelve al mundo con seguridad, a sus juegos y exploraciones.

Si esta figura de apego provee este bien tranquilizador, el niño crece seguro, abierto, lanzado a la exploración.
Si esta figura de apego falla de alguna forma, ya sea porque no está o en vez de tranquilizarlo, acogerlo, contenerlo, lo que hace es ser fuente de más estrés y amenaza, el niño sufre alteraciones que pueden llegar a ser trastornos significativos.

Inés Di Bártolo distingue cuatro tipos de resultado según cómo experimenta el infante esta disponibilidad de contención y cobijo.
Está el niño seguro, que es al que le va bien, tiene suerte, tiene una persona de apego que le da exactamente lo que requiere o en forma satisfactoria.
Después está el infante evitativo, que es aquel que no ha obtenido lo que necesitaba y ha aprendido a, con cierto dolor, arreglárselas solo, por su cuenta. Tira más bien a evitar a la persona de apego.
Luego viene el infante ambivalente, aquel que más bien tiende a cuidar él a la figura de apego y hacerse cargo de ella, pues viene experimentando que el que está más mal, es el adulto que él.
Y finalmente está el infante desorganizado, que es el que cuando está en una situación de estrés en el mundo, va a su figura de apego y lo que ha experimentado, es peor; lo retan, lo castigan, lo echan fuera. Son los niños más distorsionados, con conductas incluso bizarras. 

Inés Di Bártolo le hace doble clic a esta relación del infante con su figura de apego. Qué está pasando ahí, se pregunta. No es sólo corporalidad, caricias, abrazos, gestos. No, una conexión más profunda, donde aparece la representación que el adulto se hace del niño, como la que el niño se hace del adulto, la que es de mucho más difícil acceso, por un analista.
Se produce, una conexión intersubjetiva, en que se experimentan a sí mismos, el uno al otro. Conectamos desde la interioridad experimentada. El niño se siente sentido en su verdadera naturaleza y experiencia.
Es en esta conexión que no solo el infante se tranquiliza y se regula, sino que se va construyendo.

Es tan importante esta primera experiencia con la figura de apego, que será modelo o reflejo de quizás todas las relaciones donde ocurra encuentro profundo con otros en la vida.
En las relaciones más estrechas, de pareja, con amistades, o incluso encuentros circunstanciales, en el diálogo, nos vemos desde la mente del otro y esa forma de ser vistos, se me adhiere, me pasa a constituir también.
Somos con otros, nos hacemos con otros. Por eso cuando mueren, una parte nuestra, una parte de los que somos, se va.
En esos encuentros como que nos fusionamos y nos vemos desde la mente del otro, nos experimentamos a nosotros mismos de maneras nuevas, que expanden el ser qué somos.

En la relación terapéutica, también se da, que el acople de médico, coach, paciente, se produce una intersubjetividad, una experiencia de si mismo del paciente, con la mente y representación del sanador, que produce transformaciones que pueden ser significativas.
Por eso un paciente vuelve a un sanador, no para atender algún problema que tuviera, sino para experimentarse como se experimenta con él o ella.

Un libro que recomiendo mucho a madres con niños muy chicos y a cualquier persona que quiera asomarse a una nueva manera de ver e interpretar los encuentros humanos y su importancia en nuestro desarrollo.

1 comentario:

  1. Buen reporte, da para tanto no? Me alegra mucho que hayas resonado con esta mirada, q para mí ha sido vital y esencial como psicóloga. Comprendernos y comprender a otros desde una mirada más compasiva y llegar a entender, en gran medida, cómo somos y por qué hacemos lo que hacemos..
    Importante destacar que esta categorización no define quiénes somos, por ejemplo, yo no Soy evitativo, sino que tengo un funcionamiento evitativo, el cual puede ir cambiando en torno a la sanación del vínculo con otros y con uno mismo. Una razón más para adentrarnos, con humildad y coraje en nosotros, nuestra historia, nuestros vínculos.. y tener la posibilidad de resignificar, perdonar, reparar, sanar.. somos seres vinculares. Creo que es esperanzador.
    Un abrazo! Y siempre gracias por compartir tus conocimientos y aventuras.

    ResponderBorrar

Los comentarios de este blog son moderados; eso significa que antes de ser publicados, serán vistos y aprobados por el autor de los posteos (anda mucho bandido por las redes).
Disculpa las molestias