$ 8.000 la entrada por persona, no es muy barato. Pero la experiencia es inolvidable.
Cuerpos humanos verdaderos, sometidos a ciertos tratamientos, que permiten visualizarlos como si fueran objetos de cera o plástico.
Vi un cuerpo completamente fileteado, por algún experto del bisturí, cuchillo y tecnologías mas sofisticadas de corte. El espectáculo me deja en una emoción que podría llamar de consternación.
La gente, que no era poca, mira esto con sorpresa e intenta darle un toque de naturalidad y aprendizaje. Igual es chocante.
Hay otro cuerpo que ha sido aserrado en lonjas como quien corta lonjas de jamón en el supermercado o cortes de carne para la parrilla.
La verdad es que le hemos metido mano a nuestra naturaleza corporal, al punto que ya no hay nada mas que hacer. Llegamos a fondo y el resto es ruta de especialistas para objetos de la salud y la investigación, de como cresta funciona lo que somos. Y como sanarnos y aliviarnos la vida de dolores y enfermedades.
¿Qué somos al final de cuentas? ¿Ese montón de vísceras, arterias, carnes y huesos?
Yo sospecho que nuestra actividad racional del hemisferio izquierdo ya llegó al límite. Ahora toca investigar o mas bien experimentar con nuestra naturaleza del lado derecho del cerebro, que es un territorio olvidado en la historia, y que nos debiera traer sorpresas insospechadas.
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