jueves, abril 16, 2020

Libro Las horas de James Joyce de Jacques Mercanton

Mi suegro. renombrado historiador, ya ido, una vez conversando con él, le pregunto ¿cuál es el libro que usted más destacaría de toda su vida?
Se queda pensando un rato y me responde: Ulises de James Joyce.
Y lo tiene ? Se paró, lo buscó en su amplia biblioteca y me lo pasó diciendo: te lo presto.

Solo porque era mi suegro el que me lo prestó, pude llegar a la página 100, de 300. No fui capaz de seguir. No entendí nada; estuve la mayor parte del tiempo, perdido.
Finalmente se lo devolví, rendido. No dijo nada; quizás una tenue sonrisa en su cara, pude haber detectado.

Hoy, años después, termino de leer el libro de Jacques Mercanton, Las horas de James Joyce.
Fue una vuelta a ese personaje y a ese libro, Ulises. Esta vez le hinco más el diente, pues leí el libro con detención, donde cuenta de sus encuentros con Joyce, siendo Mercanton un joven estudiante de literatura en Suiza, aborda a este escritor, ya pasados sus 70 años, auto desterrado en Suiza, siendo este un apasionado irlandés. Aparte, vi un video de cerca de una hora, donde Jorge Luis Borges habla de esta obra y de Joyce.

Joyce nace en Dublín el año 1882, donde estudia con los jesuitas. Emigra a París donde inicia estudios de medicina, pero tiene que abandonar y salir a trabajar, por los problemas económicos de su padre. Termina sus días en Suiza, muriendo el año 1941, recién comenzada la segunda guerra mundial.

Publica Ulises el año 1922 y Finnegan Wake, poco antes de morir, ya empezada la segunda guerra mundial.
Tanto Ulises como Finnegan Wake, son libros ilegibles para una persona común y corriente; esto lo dice Borges.
Ulises, describe, en una estructura parecida a la de la Odisea, un día, desde que despierta, hasta que se duerme, de un judeo irlandés, que transita por las calles de Dublín, por sus negocios, mientras su mujer, él lo sabe, lo volverá a engañar. Y relata el minuto a minuto de la realidad, tal como transcurre en la mente de Leopold Bloom, el protagonista. Intenta Joyce por una parte representar el estilo naturalista de escribir, intentando transcribir la realidad, todo lo que pasa por la cabeza y experiencia, minuto a minuto, pasando de lo que está afuera a lo que ocurre en la imaginación, sin previo aviso.
Me entero que Finnegan Wake, nombre que le robó a una canción irlandesa, trata de lo mismo, pero de lo que pasa con un tabernero irlandés, mientras duerme.
Dos libros de verdad ilegibles.

Joyce es un tipo de tremenda capacidad literaria. Amplía el lenguaje, creando neologismos, que consisten en mezclar dos palabras como gringos y cíngaros, en la palabra gringaros. Y además de diversos idiomas; anda tu a entender.
No fue un pensador importante, señala Borges. Pero con un oído para el lenguaje, notable.

Bastante ciego en sus últimos días, le pedía a Jacques Mercanton que le pronunciara los nombres propios de por donde iban pasando, para sentirlos y buscar palabras para el libro que escribía.

Casado con Nora, con dos hijos, siendo Lucía su hija mujer, con importantes problemas psiquiátricos, que mucho le quitaban el sueño.

Termino estas breves impresiones que me dejó su abordamiento, con las canciones que Mercanton compartió le gustaba cantar y oír a Joyce:

Purcell, Sound the trumpet
Follow me up to Carlow
Loch Lomond
Drink to me only with thine eyes
Finnegans wake (+)
Vexilla regis
Rossini, Obertura de Guillermo Tell
Forza del destino - Verdi

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