miércoles, febrero 17, 2021

Libro Ampliando la mirada cultural del coaching de Ana María Torres

Libro recientemente salido del horno, de manos de mi amiga Anita Torres, coach de coaches ella, por muchos años, desde la organización Newfield Network, de Julio Olalla. Misma organización donde yo me certifiqué de coach el año 2007.

Un libro dirigido a los coaches, este libro de Anita. Dirigido a sacar de la transparencia, fenómenos tan compenetrados en nuestras vidas como la cultura, en las dimensiones de género o sexualidad, generaciones y ciclos de vida.
La idea es abrirnos los ojos sobre estos temas, sacarlos de la transparencia, para un mejor servicio profesional del coaching.

Imagino el trabajo que fue llevar a cabo este libro, desde que decidió hacerlo, hasta que lo dio por terminado. Valoro su generosidad al compartir tanto caso particular en el ejercicio del coaching, cuidando la identidad del coachee en cada caso, pues concluyo que esos ejemplos o casos, es donde más contenido de valor aportó.

Me queda claro al terminar de leer el libro, lo invisible que es para nosotros, como la cultura ejerce su influencia y muchas veces determina, nuestro actuar.
Cómo el poner a la vista, su presencia e influencia, nos da y da al coachee, la posibilidad de intervenir aspectos que pueden ser relevantes en la vida.
Estamos inmersos en la cultura, como el pez lo está en el agua. Sacarlo del agua, le produce fuertes sensaciones de asfixia, como si la vida estuviera en peligro; qué en su caso de hecho lo está. En nuestro caso, intuyo la experiencia podría ser de quedar inadaptado, fuera de, raro.

Cuando yo me casé, lo que consistía en estar casado, se daba por hecho y estaba por siglos establecido, ya sea en la iglesia, sacra institución, o en el código civil del Estado, también incuestionable institución.
Hoy, ninguna de las dos instituciones se ve como sacra, incluso al Estado, estamos embarcados en su completo rediseño, por una pequeña multitud de personas, que hasta yo mismo podría ser uno de ellos.
Recuerdo una vez, no hace tanto tiempo, en que ejercí de maestro de ceremonias de un matrimonio, en que los novios habían escrito y diseñado todo aquello a lo que se comprometieron, en esa ceremonia diseñada completamente por ellos mismos.
Eso es un cambio cultural. Recuerdo cuando leía en público en voz alta esas frases a las que ellos se comprometerían a viva voz, lo asombrado que estaba. Eso era posible de hacerse. Fue un mind opening.

Quizás el tema mas potente a mi gusto del libro, es cuando trata el resquebrajamiento del patriacado, producto de la revolución feminista en medio de la cual nos encontramos. Esto en cuanto a la asignación de poderes en relación al género. Este si que ha sido y está siendo, quizás, el cambio cultural más potente que estamos viviendo.
Las mujeres jóvenes en estos días son otra cosa que las mujeres cuando yo me casé. Hoy la llevan. Son tan exigentes en la satisfacción sexual como el hombre. Estudian carreras de todo tipo, obvio. Ocupan cada vez más altos cargos. Si hasta muchas son y han sido presidentas de la república.
De hecho, pienso que los hombres estamos en serios aprietos, pues hemos perdido el norte, en relación a cuál es nuestro nuevo y verdadero rol.
Lo que yo tengo claro, es que atender al desarrollo de la persona que somos pasó a ser tema central, cosa que las mujeres, que vienen llenando hace mucho tiempo las salas de todo tipo de actividad de desarrollo personal, entendieron hace tiempo.

Me llegó a incomodar en el libro el excesivo uso de, los/las, ellos/ellas, nosotros/nosotras. Leer de corrido, ya no se puede. El día que inventen un “artículo” para los trans, las lesbianas, los homosexuales, etc., tendremos un problema mayor al escribir “correctamente”.

En cuanto a sacar de la transparencia a las distintas generaciones y sus particularidades, recuerdo que estar leyendo este libro me permitió decirle a un coachee de la generación X (entre 35 y 50 años), que se quejaba que su vida era puro trabajo, que no paraba, que estaba agotado; le pregunté si se daba cuenta que la generación siguiente, no aceptaría esas condiciones laborales y me dijo muy espontáneamente, que lo tenía clarísimo. Lo que no tenía claro, es como, aliado quizás con otros pares, empezar a confabularse para romper esta tradición cultural generacional.

Anita Torres
Y en cuanto a los ciclos de vida, yo soy al igual que la Anita, un baby boomer (entre 50 y 75 años). Estoy en la vecindad de los 70. Participo en grupos, de frecuentes encuentros, donde uno de los temas, es qué hacemos, el mundo nos ha echado fuera, por viejos e inútiles, siendo que nos sentimos igual que siempre, plenamente vigentes. Claro, se nos olvidan más las cosas, y queremos vivir más relajadamente, pero queremos seguir haciendo aportes, que no se ven muchas veces tan fáciles. Claramente queremos impulsar un cambio cultural, o somos parte de este.

Me quedé pegado en el capítulo Aprendizajes, en la sección “expandir la conciencia”, pues ella considera que ampliar la mirada sacando de la transparencia, estos temas de la cultura, nos amplía la conciencia. Estoy de acuerdo.
Pero pienso que el lenguaje en uso se nos queda corto, pues pienso que la conciencia es mucho más que eso.
David Chalmers considera a la conciencia como un “fundamental”. En el principio, era la conciencia, dice él y otros, como Rudolf Steiner, dicen lo mismo.
La conciencia nos constituye, al punto que sin ella, no existiríamos. Es la parte de nuestra naturaleza que revierte la dirección hacia donde la entropía nos llevaría.
La presencia de un agente consciente, en el experimento de Thomas Young, de la luz y la placa con dos ranuras, es capaz de materializar rocas, fotones, de la nada, de las ondas que es la luz antes de que esta conciencia aparezca.

Si, el coaching amplía la conciencia, nos permite ver el océano cultural en que flotamos; pero la conciencia es mucho más que eso y mucho más potente. De hecho pienso que es una dirección relevante de investigación en los tiempos que corren.

Anita Torres, celebro y agradezco tu libro, que de verdad considero un libro de consulta, para nunca olvidar que aspectos como el género, la generación de nuestro coachee, y el ciclo de vida en que se encuentra, son factores relevantes a tener en consideración.

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