jueves, febrero 16, 2023

Libro ¿Por qué los chilenos hablamos como hablamos? de Darío Rojas

El lingüista chileno Darío Rojas escribe este libro del lenguaje y en particular del lenguaje chileno, haciendo la pregunta implícita de cuán bien o mal hablamos los chilenos.

Los chilenos tenemos “la idea” de qué hablamos mal el español. Idea, que viene de Andrés Bello, este lingüista venezolano radicado en Chile desde 1829, de mucho prestigio en Chile, que instala la idea de que hablar bien el español era hablarlo como lo hablan en Madrid, España, lenguaje derivado de la región de Castilla, en el norte.

Aprendí de la lectura de este libro que el lenguaje es un organismo vivo sujeto a la deriva de la evolución, como todos los seres vivos.
En la península ibérica, antes de la invasión del imperio romano, vivía mucha gente, organizada en lo que se podría llamar ciudades estado o condados, donde en cada uno se hablaba un dialecto diferente. En ese tiempo la gente se movía poco, no existía el turismo como hoy lo conocemos y los desplazamientos eran con fines de conquista o rapiña simplemente.
Producto de las guerras púnicas, de la guerra entre Roma y Cartago, que tenía asentamientos en la península ibérica, los romanos llegan a lo que hoy es España.
Y traen su idioma, el latín. En sus dos versiones, el clásico de la elite y el vulgar, del pueblo.
Y de esa mezcolanza surge el español y el portugués, y muchos otros idiomas en Europa.

El poder romano, se instala sobre dialectos diversos y surgen dialectos diversos. Unos más conservadores, otros más innovadores.
Los romanos con su gran imperio europeo están en la península ibérico muchos siglos. En su etapa final llegan por el norte los germanos, en particular los visigodos, que tienden mucho más a la integración.
Y en el año 711 después de Cristo, entran por el sur los musulmanes, que se toman buena parte de la península ibérica, salvo el norte. Salen completamente de ese territorio mucho siglos después, en 1492. Producto de eso en el lenguaje español hay como 4.000 palabras que tienen un origen árabe: azúcar, álgebra, azufre, alquiler, almacén, alcoba, taza, jarra, alfombra, alfiler, jarabe, mezquino, ojalá, etc.

Cuando surge la migración de españoles a la conquista de América, salen principalmente del extremo sur, de Sevilla, de Andalucía. Viajan a la Canarias y de ahí a las islas Antillas en Centroamérica. Eran desplazamientos lentos, con estadías prolongadas, donde convergen además españoles de Castilla y Extremadura, principalmente. Convergen y van creando un idioma que combina y simplifica los distintos acentos y formas de cada región de origen. El lenguaje se va transformando, siempre.
Y después se irá transformando en cada país, cuando estos se constituyan, al principio del siglo 19 (1810 más menos).

Nuestras formas del lenguaje tienen mucha similitud con las formas de la región de Andalucía, de donde proviene como el 40%, la mayor parte, de los migrantes originales.
Hay toda una sección en este libro de las formas que toma el lenguaje en Chile y en distintas zonas de Latinoamérica.
El uso del tú o el vos, cuando decimos, tienes o tenís.
La desaparición de la zeta española y el reemplazo de todas las formas por la simple ese (s).
El reemplazo de la ele por la ere, diciendo arpiste, en vez de alpiste.
Letras que nos comemos, cuando decimos “creito” en vez de “crédito”.
El uso del azo para decir muy bueno, en la forma buenazo.
Etc, etc.

Sensible es el tema también que le dimos en América al idioma de los pueblos originarios, que fueron al principio simplemente obviados.
Muy pocas palabras se infiltran al español del sustrato de los idiomas de pueblos originarios. Solo recuerdo la palabra chocolate.
Las aguas han estado agitadas, al menos en Chile, en el último tiempo, con esto de obviar las lenguas nativas. Y se les está dando una nueva preponderancia.

En resumen, el lenguaje es un organismo vivo que cambia permanentemente y bien está que ello ocurra. Con algún control eso sí y empieza la discusión.
Nosotros hablamos bien en Chile, una derivación del idioma español, que surge de Castilla, por el éxito que tiene esta región en la reconquista del territorio contra lo musulmanes; simplemente por eso.
España se llama España porque los romanos llamaron a esa zona Hispania. Y el castellano de Castilla pasó a llamarse español, por transformarse en el idioma oficial del nuevo país de España.

Interesante libro. Un tema que nunca había mirado con detención. Y del que mucho aprendí. Por supuesto, lo recomiendo.

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