viernes, enero 17, 2025

Libro Amor fati de Abel J. Herzberg

Una joyita. Un libro tremendo, pues son siete ensayos sobre su permanencia de quince meses en el campo de concentración nazi de Bergen- Belsen de Alemania.
Disfruté su lectura, de calidad. Pero lo que relata es brutal, tremendo, a lo que podemos llegar los seres humanos.
La matanza sistemática de millones de personas. Una industria eficiente, como hacen las cosas los alemanes. Operada por burócratas, autómatas, devotos de hacer bien la tarea del día a día. Sin pensar más allá.

Abel J. Herzberg
Me recuerda el libro de Hannah Arendt sobre el juicio en Jerusalén a Adolf Eichmann, a cargo de la logística del Holocausto. Hannah Arendt lo vio como un hombre normal, trabajador cabeza gacha, que hace las cosas bien, con eficiencia, pero no piensa, no ve más allá. Lo llamó “la banalidad del mal".

Cada capítulo del libro es la perspectiva de una situación que se vive en el día a día del terrible campo de concentración.
Donde la alimentación es casi inexistente. Donde todos deambulan en un estado de zozobra producto del hambre. Donde los peores crímenes son robarle al vecino un mendrugo de pan.
Duermen todos tan pegados unos a otros, que estiras una mano y estás en territorio del otro. Reciben migajas que saben deben hacer durar para varios días, así que guardan por aquí y por allá, que los hambrientos idiotizados por el hambre buscan casi inconscientes.

Un capítulo tiene que ver con la institución de un juicio que hacen los presos, a los ladrones de entre ellos. Se hace todo debajo del tilo inexistente, pues todo ocurre en un peladero estéril, donde se encuentran estas construcciones que son las barracas, en el peor de los estados.
Es un acto que los SS toleran, inventado por los propios prisioneros y que medio disfrutan, pues asisten a verlos.
El acusado es un hombre que en la oscuridad total de la noche se escurre y llega a unas estanterías que se han establecido, con candado, para guardar los excedentes de comida de los presos. Fuerza el cerrojo y roba cuanto puede, dejando huellas de trozos de pan en su vuelta a su camastro.
Dos veces lo juzgan por el mismo crimen. Los jueces son abogados previos a la guerra, hombres sabios bien intencionados.
Finalmente confiesa, llora desatadamente. Lo que no puede soportar es haber mentido. Lo del robo, no es lo que lo corroe.
Cuando toca emitir el veredicto, dicen que ya ha muerto, así que no vale la pena seguir. Todos viven al borde de la muerte, ya sea por enfermedad o desnutrición.

La Rita es otro capítulo. Una mujer, prisionera también, que está a cargo de varias barracas. Es brutal. Fría, sádica, perfecta para el cargo que los alemanes le han asignado. Revisa todos los días si las camas están bien hechas y las sábanas debidamente estiradas. La siguen secuaces, afines a sus ansias de descargar iras o rabias. No importa si hay algo malo en cómo han estirado las sábanas; hay que darle a una cierta dosis todos los días. Lo tremendo es que los más maltratados son los enfermos y moribundos. Y si los matan a golpes o caídas por empujones, mejor.
Se imagina Abel Herzberg a esta mujer después de la guerra, como le cuenta a su nueva pareja cómo fue para ella estar en un campo a cargo de barracas. Cómo todo lo transforma, cómo todo lo diluye y tergiversa, como una forma quizás de calmar una psiquis enferma.

Cierra el libro con el ensayo que titula Amor fati, el título del libro. Amor fati, significa abrazar el destino cualquiera este sea; es un concepto estoico, también utilizado por Friedrich Nietzsche.
Intenta aquí elaborar una explicación de porqué pasó todo esto, tan macabro.
Y habla del paganismo; en que Hitler era un pagano.
Es la pugna histórica entre los paganos y los pueblos civilizados. Cuando llegan los pueblos europeos a las costas de China, el emperador los cataloga de bárbaros. ¿Será algo similar a paganos ? Yo creo que si.
El bárbaro quiere destruir todo rasgo de civilización. Le encanta incendiar Jerusalén o Roma. Es algo que tenemos todos, dice Abel Herzberg, nos gusta construir, pero también nos gusta destruir.
Los judíos son el pueblo elegido por Dios. Los paganos son los pueblos no elegidos por Dios, que odian y odiarán siempre a los elegidos.
La cosa viene desde Caín y Abel. Hay un hijo predilecto. El no predilecto, lo mata.
Punto.
Parece que los paganos, seguirán persiguiendo y jodiendo a los elegidos, hasta el fin de los tiempos.
¿Será así ?

miércoles, enero 15, 2025

Libro ¡Aceleremos la resonancia! de Hartmut Rosa

Hartmut Rosa nos viene a decir cosas interesantes en relación al mundo Capitalista en que vivimos.
Esta forma de relacionarnos con el mundo que el sistema económico imperante ha instalado, no ha hecho más que establecer una forma cosificada de relación con el mundo y con los otros.
Y ello además y quizás coherentemente, ha expandido la cultura fundamentalmente individualista en que estamos.

Me paso la vida abocado a fortalecer mi autonomía haciéndome de recursos suficientes para ello. Como los otros resuelvan su problema de autonomía, es su problema.
Lo que pasa en Madagascar o en Venezuela, es problema de los venezolanos.
Trump no es sensible al dolor de los venezolanos. Está preocupado de la autonomía de EEUU y por ello piensa en hacerse de Canadá, Groenlandia y el canal de Panamá.
No es el Capitalismo el problema, es la mente que esta forma de operar instala.

¿Qué propone Hartmut Rosa ? Propone recuperar la capacidad humana de escuchar. Escuchar al mundo, escuchar al otro, escuchar a los otros.
Y al hacerlo reactivar una capacidad que traemos de fábrica, que es resonar.
Resonar es dejarse afectar por el otro y por el mundo. Para ello es necesario una actitud de apertura y vulnerabilidad, para dejar que el otro nos toque.
Estamos acostumbrados a apropiarnos y controlar. Y hemos hecho grandes cosas, grandes obras, grandes logros, pero al costo de deshumanizarnos, al establecer relaciones exclusivamente con cosas para controlarlas y lecharlas.

Esto significa un cambio de paradigma; lo de reactivar el resonar con los otros y con el mundo.
En este nuevo paradigma la política se transforma en un diálogo de personas que se escuchan; en un diálogo. Y es solo así que podremos juntos diseñar el mundo en que queremos vivir. Que es y será un mundo en permanente transformación y cambio, alineado con el permanente cambio de las personas que lo habitan.
Lo que hemos de cambiar es la forma de relacionarnos con el mundo y con los otros. Y hacernos responsables del planeta que compartimos, en que nuestros actos deberán considerar sus consecuencias incluso lejanas.

Hartmut Rosa dice en la página 54 de este librito de 62 páginas, “Mi única propuesta institucional sería la de proponer una renta básica sin condiciones, una especie de renta mínima”.
No deja de sorprenderme esta propuesta suya. Porque con ella el mundo en que viviríamos sería completamente otro. No buscaríamos trabajo para sobrevivir, no haríamos negocios para sobrevivir; lo haríamos por otras razones.
Ponte a especular cuáles serán estas razones. 

La educación se enfocaría en otra dirección. Ya no en aumentar tus capacidades productivas, sino en desarrollar tu potencial en la dirección de tus verdaderos y libremente elegidos gustos y deseos.
El centro de nuestras vidas podría ser el desarrollo personal interior y no el hacer crecer tu patrimonio como ha sido hasta la fecha, incluso sólo sobrevivir, como en el caso de la mayoría.

Aprender a mejorar nuestra capacidad de escucha, de los otros y del mundo. Y abrirnos a una disposición vulnerable, que haga posible el destape de nuestra capacidad de resonar. Que es una capacidad que no se puede programar como hacemos con todas las cosas que hoy hacemos.

Este libro de Hartmut Rosa, que me deja la disposición a seguir leyéndolo.


Nota: la imagen publicada me la aportó chatGPT para decorar el texto de este posteo

martes, enero 14, 2025

Libro Los cuatro acuerdos de Miguel Ruiz

Miguel Ruiz es un chamán heredero de un conocimiento secreto del pueblo de los Toltecas que vivieron en las tierras que hoy ocupa México, hace unos 3.000 años.
Hoy han decidido hacer públicos estos conocimientos, porque les parece que es necesario.

Un antiguo tolteca tiene una visión nocturna mirando la luna y las estrellas. No son las estrellas las que emiten la luz, es la luz de la que están hechas las estrellas.
Y nosotros somos vida y luz manifestada en la forma de este cuerpo que tú y yo tenemos.
Se parece a la idea de que el universo es conciencia y la materia es una manifestación de la conciencia. Y nosotros somos conciencia alojada, ligada, a este cuerpo con el que tú y yo nos identificamos.

Hemos nacido en una cultura, que vive en un sueño, creado en el lenguaje. Este sueño fue instalado en un proceso de domesticación que iniciaron los padres, siguió en la escuela y cerró el cura de la misa a la que asistíamos cuando chicos.
Y es un sueño que Miguel Ruiz liga como si fuera un infierno. ¿Por qué ? Porque se nos educó para ser como es debido y no para ser quien de verdad somos.
Y de eso se tratará el proceso de sanación o de transformación que el libro propone. Cómo dejar el sueño planetario distorsionado, adicto al sufrimiento y asentado en el miedo.

La primera idea basal que se me instala es esta de que vivimos en un sueño, siempre, incluso después ya sanados. La vida es un sueño creado en el lenguaje.
El sueño se configura en base a acuerdos, que se van instalando en nuestra mente.
Estos acuerdos configuran las Leyes, al gran Juez que nos fiscaliza y todas las creencias que nos gobiernan.

Para liberarnos necesitamos acoger estos cuatro acuerdos.
El primer acuerdo tiene que ver con abrazar la intención de ser impecables en el lenguaje.
Impecable tiene que ver con no pecar y pecar tiene que ver con hacer cosas contra uno mismo. Si yo maltrato a otro, ese me odiará y maltratará de vuelta, por lo que maltratar a otros al final de cuentas es un maltrato a uno mismo.
Por otro lado, el lenguaje es la herramienta más poderosa de que disponemos. El sueño infernal en que vivimos fue creado en el lenguaje. Cada vez que emitimos un juicio negativo acerca de una persona, estamos creando una realidad perjudicial, que generará emociones negativas de ida y de vuelta, con lo que se intoxicará todo el ambiente.
Las emociones son centrales para crear el clima en que vivimos. Malas emociones, basados en el miedo, como el odio, los celos, la mentira, es pura intoxicación del ambiente.

El segundo acuerdo que debemos suscribir, es el de no tomar nada como personal. Lo que sea que alguien te diga, sale del sueño en que él habita y no tiene nada que ver contigo.
Si te toca de alguna forma, revisa tu interioridad, en forma independiente del otro.
Miguel Ruiz dice que somos adictos al sufrimiento y por eso hemos acordado ayudarnos mutuamente a sufrir.
Me queda claro que si escucho algo hostil hacia mi y lo veo como emanaciones de un clima o sueño interno del otro y nada que ver conmigo, me alivia.

El tercer acuerdo consiste en no hacer suposiciones.
Me acordé de unas antiguas conversaciones que sostenía con un buen amigo, que decía que las parejas que se aman debían adivinarse y yo no estaba de acuerdo.
Este libro me ha dado la razón, pienso ahora.
Hacer suposiciones produce mucho veneno emocional, dice el autor.
Y tenemos miedo de pedir aclaraciones. Atrévete a preguntar, te salvará de muchos problemas.
Que tu amor cambiará a esa persona; olvídate, nunca cambiarás a nadie. Solo él se puede cambiar a sí mismo.
No hacer suposiciones mejora ostensiblemente la comunicación interpersonal.

Y el cuarto y último acuerdo es, haz siempre lo máximo que puedas. Asumiendo que lo que haces, lo amas.
Si nos gusta lo que hacemos y si siempre hacemos lo máximo que podemos, entonces disfrutamos realmente la vida.
Pienso que aquí, la clave está en encontrar un hacer que de verdad te guste; y dejar de hacer lo que sea que hagas que no te gusta hacer.
Alcanzamos la plenitud en la acción.
Di que no cuando quieras decir que no, y di que sí cuando quieras decir que sí. Tienes derecho a ser tú mismo.

Si cultivas estos cuatro acuerdos serás un maestro de la transformación. Y pasarás del sueño del infierno al sueño del cielo.
No somos libres; lo seremos cuando hayamos conquistado el ser quien realmente somos.
Lo que nos impide ser quien de verdad somos, es el Libro de la Ley, el gran Juez que nos merodea desde dentro y fuera, y el sistema de creencias que son los acuerdos que nos han forzado a suscribir.
Es hora de que te liberes llevando a la acción estos cuatro acuerdos.
Esto no es una religión, es una forma de buen vivir.
Necesitas transformarte en un guerrero para romper los acuerdos de tu domesticación nativa. Y no será fácil.

Un libro notable, que recomiendo e intentaré ejercitar. El nuevo sueño es puro amor y conexión con el universo.


Referencias:
Video sobre el libro